lunes, 10 de octubre de 2022

MI DELIRIO SOBRE EL CHIMBORAZO

Simón Bolívar, nuestro Libertador escribió Mi Delirio Sobre el Chimborazo, en el año 1822, una de las piezas más emblemáticas del romanticismo venezolano en el siglo XIX, que resalta por ser el único escrito de Bolívar bajo el género de la poesía. Hoy a sus 200 años de esta maravillosa obra nos llenamos de júbilo y lo celebramos con encuentros en diferentes instancias como en el Centro Nacional de Historia, el Instituto Simón Bolívar, entre otras. A partir del  Jueves 13 de Octubre inicia a través desde la coordinación de La Casa de Bello, el 16º Festival Mundial de Poesía de Venezuela, donde se resalta el bicentenario de la ilustre acción del Libertador Simón Bolívar, de expresar este poema en prosa, con los visos románticos más elevados que se hayan escrito, en su marcha a la liberación de América.

La actividad principal transcurrirá desde 13 al 20 del presente mes, en el Teatro Bolívar de Caracas, ubicado en los alrededores de la Plaza Bolívar de Caracas. Congregará a 35 poetas de unas 30 naciones, con el fin de recitar, convocar y construir puentes entre las culturas a partir de la palabra. Esta edición estará dedicada a la poetisa nacional Ana María Oviedo, oriunda del estado de Trujillo, poeta, escritora y promotora cultural.

Encontraremos dentro de las muchas actividades en los alrededores, talleres, poesías, música y por supuesto las disertaciones de ese texto “Mi Delirio sobre el Chimborazo”, lleno de componentes profundos, históricos combinados de manera magistral con mitología, la suavidad de la prosa y la fuerza del sueño de todos los venezolanos y las venezolanas, liderizada por nuestro Libertador, la consolidación de la unidad para el logro definitivo de nuestra Liberación como Continente, tema de nuestra actualidad.  Evidentemente descubriremos que no es el único texto dentro del género de la poesía, sin duda fue un virtuoso de la pluma donde surgieron muchas prosas en pro de las luces.

Un texto que mueve profundamente a los que lo leen:

Simón Bolívar
“Mi delirio sobre el Chimborazo”
(13 de Ocrtubre1822)

Yo venía envuelto en el manto de Iris,
desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco
al Dios de las aguas.
Había visitado las encantadas fuentes amazónicas,
y quise subir al atalaya del Universo.
Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt;
seguí las audaz, nada me detuvo;
llegué a la región glacial,
el éter sofocaba mi aliento.
Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina
que pusieron las manos de la Eternidad
sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes.
Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte,
ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales,
ha surcado los ríos y los mares,
ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes;
la tierra se ha allanado a los pies de Colombia,
y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad.
Belona ha sido humillada por el resplandor de Iris,
¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra?
¡Sí podré! Y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí,
que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt,
empañando los cristales eternos que circuyen el Chimborazo.
Llego como impulsado por el genio que me animaba,
y desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento:
tenía a mis pies los umbrales del abismo.
Un delirio febril embarga mi mente;
me siento como encendido por un fuego extraño y superior.
Era el Dios de Colombia que me poseía.
De repente se me presenta el Tiempo
bajo el semblante venerable de un viejo cargado
con los despojos de las edades:
ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano...
«Yo soy el padre de los siglos,
soy el arcano de la fama y del secreto,
mi madre fue la Eternidad;
los límites de mi imperio los señala el Infinito;
no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte;
miro lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente.
¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe?
¿Crees que es algo tu Universo?
¿Qué levantaros sobre un átomo de la creación es elevaros?
¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos?
¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad?
¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos?
Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano.»
Sobrecogido de un terror sagrado,
«¿cómo, ¡oh Tiempo!—respondí—
no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto?
He pasado a todos los hombres en fortuna,
porque me he elevado sobre la cabeza de todos.
Yo domino la tierra con mis plantas;
llego al Eterno con mis manos;
siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos;
estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos;
mido sin asombro el espacio que encierra la materia,
y en tu rostro leo la Historia de lo pasado y los pensamientos del Destino.»
«Observa—me dijo—,
aprende, conserva en tu mente lo que has visto,
dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico,
del Universo moral;
no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres.»
El fantasma desapareció.
Absorto, yerto, por decirlo así,
quedé exánime largo tiempo,
tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho.
En fin, la tremenda voz de Colombia me grita;
resucito, me incorporo,
abro con mi propias manos los pesados párpados:
vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.


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