jueves, 11 de enero de 2024

¡CUIDADO EN QUE NOS CONVERTIMOS!

Es preocupante cuando uno lee las noticias, escucha y/o ve en medios o redes las denuncias que están sucediendo en el país. Los comentarios se agolpan en calificativos destructivos y evaluaciones a priori. Que nos inducen a dudar de la formación, el compromiso con un ideario, la vivencia  diaria que debe prevalecer, dando cuidados a las personas de manera solidaria, digna, con respeto, empatía, teniendo en cuenta sus decisiones y sus valores. Y que ocurra lo contrario, reinando el atropello, la destrucción del medio ambiente y tantas descomposición en el cumplimiento del Proyecto Nacional Simón Bolívar.

Cuando por otro lado, existe un sin fin de personas dando "todo por el todo", a pesar de estos diarios abusos que enturbian el andar de un Diseño. Que al cumplirlo sería logros significativos para ayudar el crecimiento de un bello país como es la República Bolivariana de Venezuela. 

Ante ello y sin caer en calificativos, abre las interrogantes que lleva ha investigar.  También, a recordar algunas lecturas que pudiesen dar luces, para comprender actuaciones desconcertantes en aquellos autodenominados socialistas. En un texto del libro de Paulo Freire, “ Pedagogía del Oprimido”, toca algo fundamental “el individuo como ser inconcluso y consciente de su conclusión y su permanente movimiento tras la búsqueda del ser más”. La contradicción opresores-oprimidos, su superación.

Humanización y deshumanización, dentro de la historia, en un

contexto real, concreto, objetivo, son posibilidades de los hombres como seres

inconclusos y conscientes de su inconclusión.

Sin embargo, si ambas son posibilidades, nos parece que sólo la primera

responde a lo que denominamos “vocación de los hombres”. Vocación negada,

más afirmada también en la propia negación. Vocación negada en la injusticia,

en la explotación, en la opresión, en la violencia de los opresores. Afirmada en

el ansia de libertad, de justicia, de lucha de los oprimidos por la recuperación

de su humanidad despojada.

La deshumanización, que no se verifica sólo en aquellos que fueron

despojados de su humanidad sino también, aunque de manera diferente, en los

que a ellos despojan, es distorsión de la vocación de SER MÁS. Es distorsión

posible en la historia pero no es vocación histórica.

La violencia de los opresores, deshumanizándolos también, no instaura

otra vocación, aquella de ser menos. Como distorsión del ser más, el ser menos

conduce a los oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó.

Lucha que sólo tiene sentido cuando los oprimidos, en la búsqueda por la

recuperación de su humanidad, que deviene una forma de crearla, no se

sienten de manera idealista opresores de los opresores, ni se transforman, de hecho,en opresores de los opresores sino en restauradores de la humanidad de

ambos. Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos:

liberarse a si mismos y liberar a los opresores. Estos, que oprimen, explotan y

violentan en razón de su poder, no pueden tener en dicho poder la fuerza de la

liberación de los oprimidos ni de sí mismos. Sólo el poder que renace de la

debilidad de los oprimidos será lo suficientemente fuerte para liberar a ambos.

Es por esto por lo que el poder de los opresores, cuando pretende suavizarse

ante la debilidad de los oprimidos, no sólo se expresa, casi siempre, en una

falsa generosidad, sino que jamás la sobrepasa. Los opresores, falsamente

generosos, tienen necesidad de que la situación de injusticia permanezca a fin

de que su “generosidad” continúe teniendo la posibilidad de realizarse. El

“orden” social injusto es la fuente generadora, permanente, de esta

“generosidad” que se nutre de la muerte, del desaliento y de la miseria.”

 

No se puede avanzar, si no hay transformación interna, y esta no se puede desde el individualismo. Esto sólo puede ser realizado, en términos sistemáticos, por la sociedad que hizo la revolución, cambio o evolución, sin  esperar llegar al poder para aplicarla. Cualquiera que sea la situación en la cual algunos hombres prohíban a otros que sean sujetos de su búsqueda, se instaura como una situación violenta. No importan los medios utilizados para esta prohibición. Hacerlos objetos es enajenarlos de sus decisiones, que son transferidas a otro u otros. Miedo ha que el otro piense, opine, exponga, crezca.

Y aquellos que llegan  a puestos de poder o responsabilidad con la colectividad que lo llevo a ese cargo, y carecen de transformación verdadera serán verdugos, que generaran corruptela, deshonestidad, perversión, vicio, bajeza,  prostitución.

Cosa que no es un invento, se ha reflejado a lo largo de la historia.  

Hay que leer, analizar con dialéctica, las lineas escrita por este gran filósofo Paulo Freire, en donde se encuentra gran parte de las acciones que debe reflexionarse en estos tiempos. No somos máquinas, somos seres pensantes y  en  visión  optimista, creo que la mayoría está en búsqueda de la transformación a una mejor humanidad.

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