viernes, 14 de junio de 2024

PAPÁ, MÁS QUE UNA PALABRA

Palabra con gran significado, más allá del vocablo. Es toda una vivencia. Cuando una llega adulta, puede darse cuenta lo difícil que es contraer esta responsabilidad, y reconocer en tu progenitor, su valentía en asumir ser padre, sin ninguna experiencia y en ocasiones con nadie quien le oriente, sobre este papel de vida.

Sin embargo, se inicia una embarcación con hijo o hijos que solicitan cobijo, conducción, protección, apoyo para el logro de un crecimiento lo más pleno posible, que lleve a la formación de un gran ser humano.

Objetivo que ellos con ese título de padre desean, como el resultado de sus esfuerzos continuos.

Es mucho lo asumido al mismo tiempo, la producción, el suministro, el cuido, la orientación, el acompañamiento, la corrección a tiempo, el diálogo y el momento de ternura y amor para ese niño o niños, dado con equilibrio y en dosis adecuada. Se dice fácil pero en la práctica es más complicado.

Los Padres que deciden asumirlo y no abandonan la responsabilidad, viviendo cada experiencia hasta ver crecer su descendencia, la vida retribuye con la madurez de un aprendizaje, con satisfacciones de tal responsabilidad  y compartir posteriormente (si la vida lo permite), con hijos adultos que luego son amigos y más adelante les cuida con amor.

Nos nutre, aprovechar los momentos en vida para expresar los afectos, buenas conversaciones y un gran compartir con ese ser que junto a nuestra madre nos dio vida. Si tienes a tu padre vivo, hago estas preguntas: ¿Desde cuándo no le abrazas? ¿Te distes un tiempo para conversar con él? ¿Le has dicho cuánto le quieres? ¡Estas a tiempo

Aquellos que no contamos con esa dicha, les rendimos tributo ese día de mil formas. 

Hoy quise a través de letras recordarte mi querido papá. Dedicado al que conformó mi triángulo de vida:

TE FUISTE TEMPRANO

A ti, que fuiste mi alegría.

Tu llegada diaria a final de la tarde,

significaba el encuentro con mi benefactor,

después de un largo día,

acompañada de mi dulce merienda,

se entablaba el cálido encuentro,

veíamos juntos las comiquitas, reímos, jugábamos, 

todo era júbilo.

Cerrabas mis ojos, al mundo de los sueños, a través de un cuento.

Recuerdo aún tu dureza al corregir, pues no conocías otra forma,

trabajado y comprendido en la adultez.

Viene a mi memoria tus enseñanzas, 

hacías hincapié sobre el tener amor donde naces,

en la historia, la importancia del estudio, 

el conocimiento, el buen hablar, todo quedó a mitad...

Aun niña la ausencia dejó una fuerte huella, 

superada con el tiempo sabiendo que es parte de la vida,

 enseñanza muy temprana, enfrentar la separatividad, 

aprendizaje nada fácil, pero de fortificar la vida.

Mi amor se detuvo, 

luego salió de nuevo lleno de orgullo, de tu brevedad en mi vida, 

 conciso tiempo... lleno de riquezas, sin pérdida de tiempo ni espacio.

No hay resentimiento, no fue un abandono. 

El azar de la vida nos jugó una mala pasada, 

te fuiste temprano. 

Trivialidades de los dioses, que utilizan para fortalecernos.

 

 

¡Feliz día a todos los padres del mundo!, 

que su andar nunca es en vano, 

dejando huella día a día en su descendencia. 

Bendiciones.

jueves, 6 de junio de 2024

EL VÍNCULO ENTRE NUESTRO ESTÓMAGO Y LAS EMOCIONES


En nuestra vida diaria, cada porción que llevamos a nuestra boca puede ser mucho más que solo nutrición. La comida y las emociones son inseparables, están conectadas, entender esta relación puede ayudarnos a llevar más estabilidad en nuestra alimentación.  

El estómago es a menudo llamado el "segundo cerebro" debido a su capacidad para influir y ser influenciado por nuestro estado emocional. Esto se debe a la presencia del sistema nervioso en el área intestinal, que se comunica estrechamente con nuestro cerebro emocional, el sistema límbico. Cuando sentimos emociones intensas, ya sean positivas o negativas, el sistema digestivo reacciona.

Estos efecto se denotan en la escogencia de alimentos. Por ejemplo cuando estamos alegres, es más factible que busquemos alternativas por comidas saludables, nuestras elecciones alimentarias se dirigen a que sean adecuadas.

Sin embargo, cuando estamos nerviosos, tristes, ansiosos, podemos recurrir a la comida rápida o bocadillos poco saludables como una forma de consuelo temporal.

Así se observa, los sentimientos pueden llevarnos a escoger comidas que reflejan nuestro estado emocional.  Puede afectar no solo el qué comemos, el cómo comemos y muy importante también el cuándo. Se nota en alimentos llenos en grasas, azúcares, entre otras, la cantidad que se consumen, los horarios, factores que se mezclan, causando malestar o resultados en la salud, el peso, el ánimo. Mientras que otro número de personas ocurre lo contrario, pueden perder el apetito durante periodos de estrés o depresión.

Las comidas nutritivas y balanceadas pueden tener un impacto positivo en nuestro estado emocional general. Comenzar el día con un desayuno nutritivo puede establecer un tono positivo y ayudar a manejar mejor el estrés a lo largo del día. Incluir una variedad de nutrientes en cada comida contribuye a mantener los niveles de energía, fomenta un estado emocional más estable.

El consumo frecuente de alimentos procesados y ricos en azúcares puede tener un impacto negativo a largo plazo en nuestras emociones. Pueden provocar cambios de humor repentinos y contribuir a sentimientos de irritabilidad o depresión. El consumo regular de comidas rápidas puede llevar a sentimientos de culpabilidad, afectando negativamente nuestra autoestima y bienestar emocional.

Tomando en cuenta esta realidad. Las situaciones emocionales fuertes, que en los ciclos de vida ocurren de manera continua, visto como un proceso de cómo las emociones pueden afectar, lo saludable o no de la alimentación. En oportunidades puede llevarnos a situaciones críticas, llegando afectar las relaciones, el aspecto físico, entre otros aspectos. Es recomendable consultar a especialistas como un nutricionista, como orientador de hábitos alimenticios, un psicólogo puede ayudarte a entender y mejorar tu relación con la comida, explorando las raíces emocionales, aprender, reconocer y manejar lo que dispara emocionalmente, que lleva a hábitos alimenticios poco saludables.

En todo caso existen alternativas que ayudan a superar una mala alimentación como identificar, aprender a escucharnos y cómo muchas veces asociamos el darnos un regalo con la comida para compensar las dificultades del vivir. Reemplazar el comer emocional con actividades más saludables como el ejercicio, la meditación o aficiones, pasatiempos creativos son de mucha ayuda.

Una opción importante, aprender a identificar y modificar creencias erróneas sobre la comida, el peso y la imagen corporal.

Escuchar las señales del cuerpo reconociendo el signo de hambre y saciedad para evitar comer en exceso.

Fomentar una apreciación por los sabores, texturas y aromas de los alimentos, lo que puede llevar a una mayor satisfacción con porciones más pequeñas.

Aprender sobre los diferentes nutrientes y cómo afectan tanto al cuerpo como al estado de ánimo. Corregir ideas erróneas sobre ciertos alimentos y dietas para fomentar una relación más saludable con la comida.

Importante a la hora de comer, elige tu espacio, con quien comer, que hablar y disfrutar del alimento, respetando el que elaboró el alimento. Agradece y atesora el momento. Que sea un momento sagrado, donde le rindes tributo a tu cuerpo y aprecias la compañía de los otros.

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