Año para fortalecer los dones otorgados,
desarrollándolos
a través de la fuerza
protectora e incansable del Amor,
nutriéndonos de letras sabias
de aquellos
que realizaron su transformación.
Y que aun dejan huellas para
alcanzar la
plenitud de SER.
¡Que este 2016, propicie la real vivencia del Amor en
todas y todos! Feliz Año Nuevo!!!
“Si
yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los
misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase
los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de
comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor,
de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no
tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo
lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El
amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas,
y la ciencia acabará.
Porque
en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará.
Cuando
yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas
cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré
como fui conocido.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el
amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” (1 Corintios 1-13)
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