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| Ludovico Einaudi |
“Con música: he bailado,
he llorado, he reído, he recordado,
he besado, he amado, con música...
he vivido”.
frase de P. Alborán
Cuando por primera vez escuché una pieza de este gran músico, la vibración de la pieza me elevó a ese sitio donde el alma se encuentra en perfecta atmósfera, su duración fue como alrededor 6 minutos aproximadamente, suficiente para alcanzar un estado de plenitud y olvidar toda circunstancia que se encuentra alrededor, esto sucede con poco frecuencia, si estamos sumergidos en la cotidianidad, el devenir del castrador suburbio de la vida.
Música de otras esferas, la sensación inolvidable, alimenta, subyuga penetra, pieza a puro piano. Su nombre Ludovico Einaudi, músico compositor, un mago que a través de su destreza musical logra embriagar nuestra alma.
Ludovico nacido en Turín, hijo del editor e intelectual italiano Giulio Einaudi, su madre Renata Aldrovandi, aunque no se conoce mucho de ella, influyó en su infancia en el amor por la música, de niño su madre tocaba el piano con él, afición que luego lo convierte en su pasión. Se traslada a Milán en 1982, allí se diplomó en composición dentro del Conservatorio de música Guiseppi Verdi. Ese año recibió una beca para el festival de Tanglewood, en Estados Unidos, y continuó sus estudios con el compositor Luciano Berio. Tras pasar varios años componiendo con formas tradicionales, en 1986 comenzó la búsqueda de un lenguaje musical más libre y personal a través de una serie de trabajos para danza, multimedia, más tarde, para piano. Se trata de un músico curioso y abierto a experimentar, crea una mezcla entre sus sonidos vanguardistas, melodías ancestrales desde el jazz y el rock hasta la música contemporánea. Su música se considera para meditar, a menudo introspectiva, conserva todos los detalles e incluye elementos referentes a los avances de la electrónica, y experimenta también con culturas musicales procedente de otras partes del mundo.
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| El gran Ludovico Einaudi |
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