Busca, busca, busca.
Siempre hay
algo nuevo y glorioso
que descubrir.
La vida está llena de
sorpresas
más maravillosas.
Libro: “Dios me habló”
Eileen Caddy
Cada
día las palabras van perdiendo impacto, pues la falta de coherencia entre lo
que se dice y se hace es frecuente, en cada ámbito de vida podemos encontrarnos
estos altibajos, esto hace que los mentores vayan desapareciendo.
Cuando
algunos seres reflexivos, fuera de todo espacio contaminado por sistemas
convencionales, refieren a que las grandes alianzas humanas tienden ha desmostrar la
inutilidad de las mismas y que las uniones se producirán desde otras formas menos alienantes y coercitivas.
Poco se comprende esta visión, cuando por muchos años se vive engañado, aturdido de información sin procesar, comprender, asimilar el entorno y sin ocasión de mirar opciones desde el ocio para elegir lo que realmente se ajusta a la plenitud del ser.
Poco se comprende esta visión, cuando por muchos años se vive engañado, aturdido de información sin procesar, comprender, asimilar el entorno y sin ocasión de mirar opciones desde el ocio para elegir lo que realmente se ajusta a la plenitud del ser.
Son escasos por no decir casi nadie
los que arropan con su luminiscencia, son aquellos que poseen las acciones
precisas que mueven a desarrollar lo que esta dentro del otro, a que los recuerdos se despierten para saborear el
aprendizaje, sin prisa sin pausa pero con la libertad que la vida transcurre.
El
mundo convulsionado demuestra que las estructuras ya no funcionan, que las
mentiras salen a flote, que la represión no es posible, que la saturación de
las injusticias, la corrupción ética, moral, espiritual exige una
transformación que lleve a generar estabilidad a las nuevas necesidades de la
Humanidad.
Esta
brotando un accionar más libre, aun poco visible, pero con resultados sólidos
donde la coherencia, los hechos y las potencialidades para aquellos que observan,
descubran el verdadero camino de vida más humana, amorosa y pacífica.
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