Una de las
culturas milenarias es la China, la mayoría del arte oriental tiene una
importante carga religiosa (primordialmente taoísmo, confucianismo y budismo),
de comunión con la naturaleza. Al inverso que en Occidente, los chinos
valoraban por igual la caligrafía, la cerámica, la seda o la porcelana, que la
arquitectura, la pintura o la escultura, a la vez que el arte está plenamente
integrado en su filosofía y cultura.
Educaron sus
principios de jerarquización social y uso ritual que definió los inicios de la
civilización china con la Dinastía Shang y la Dinastía Zhou. En esta última
dinastía surgen las escuelas de filosofía que profundizando sobre la relación
del individuo con su entorno y la consideración social del mismo, implantarán
los fundamentos teóricos sobre los que siglos más tarde se desarrollaría la
teoría china del arte. Primordialmente al taoísmo y al confucianismo, sin por
ello aseverar que existe una clara división entre lo que algunos consideran
arte taoísta como manifestación disgregada de un supuesto arte confuciano.
Las diferentes
dinastías y sus mayores influencias en el arte:
Dinastía Shang (1600-1046 a.C.):
destacó por sus objetos y esculturas en bronce, especialmente vasijas decoradas
en relieve y máscaras y estatuas antropomórficas, como las halladas en la zona
de Chengdu, en el alto Yangtsé, de alrededor del 1200 a.C. Se han encontrado
restos arqueológicos de varias ciudades en la zona de Henan, amuralladas y con
una retícula rectangular, como en Zhengzhou y Anyang. En estos asentamientos se
han hallado igualmente tumbas con ricos ajuares de armas, joyas y diversos
utensilios en bronce, jade, marfil y otros materiales.
Dinastía Zhou (1045-256 a.C.):
evolucionando desde el arte Shang, los Zhou crearon un estilo decorativo y
ornamentado, de figuras estilizadas y dinámicas, continuando el trabajo en
cobre. Una invasión nómada en 771 a.C. fragmentó el imperio en pequeños reinos,
periodo en el que sin embargo florecieron la agricultura y la metalurgia,
apareciendo diversos estilos artísticos locales en el llamado Periodo de los
Reinos Combatientes. Aparecieron el taoísmo y el confucianismo, que
influenciarían enormemente al arte. Destacó el trabajo en jade, decorado en
relieve, y apareció la laca.
Dinastía Qin (221-206 a.C.): unificada
China bajo el reinado de Qin Shi Huang, se construyó la Gran Muralla para
evitar invasiones exteriores, con 2.400 kilómetros de longitud y una media de 9
metros de altura, con torres de guardia de 12 metros de altura. Destaca el gran
hallazgo arqueológico del Ejército de terracota de Xian (210 a. C.), situado en
el interior del Mausoleo de Qin Shi Huang. Está compuesto por cientos de
estatuas de terracota de guerreros a medida natural, incluidos varios caballos
y carros, con gran naturalismo y precisión en la fisonomía y los detalles.
Dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.): época
de paz y prosperidad, se introdujo el budismo, que tuvo una implantación lenta
pero progresiva. Destacó por sus capillas funerarias, con estatuas aladas de
leones, tigres y caballos. La pintura se centró en temas de la corte imperial,
nobles y funcionarios, con un sentido confucianista de la solemnidad y la
virtud moral. También son de remarcar los relieves en santuarios y cámaras de
ofrendas, generalmente dedicados a motivos confucianistas, en un estilo lineal
de gran simplicidad.
Periodo de las Seis dinastías (220-618):
se difundió más ampliamente el budismo, construyéndose grandes santuarios con
estatuas colosales de Buda (Yungang, Longmen). Junto a esta nueva religión, y
gracias a la ruta de la seda, se recibieron diversas influencias procedentes
del oeste asiático. En pintura se formularon los seis principios, enunciados
por Xie He a principios del siglo VI, y comenzó la caligrafía artística con la
figura legendaria de Wang Xianzhi.
Dinastía Tang (618-907): este fue uno
de los periodos más florecientes del arte chino, destacando por su escultura y
sus célebres figuras de cerámica. La figura más representada siguió siendo
Buda, así como los bodhisattvas (místicos budistas), destacando la estatua en
madera policromada de Guan Yin (o Bodhisattva de la Misericordia), de 2,41
metros de altura. En arquitectura la tipología principal fue la pagoda
(Hua-yen, Hsiangchi). En pintura apareció el paisaje, género inicialmente de
signo elitista, destinado a reducidos círculos culturales. Desafortunadamente,
los paisajes Tang no han llegado hasta nuestros días, y sólo se conocen por
copias, como Templo budista en las colinas después de la lluvia, de Li Cheng
(siglo X).
Dinastía Song (960-1279): época de gran
florecimiento de las artes, se alcanzó un nivel de elevada cultura que sería
recordado con gran admiración en posteriores etapas. Apareció el grabado sobre
madera, impregnada de tinta sobre seda o papel. En arquitectura continuó la
construcción de pagodas, como la pagoda hexagonal de Kuo-Hsiang-Su (960), o la
pagoda de madera de Chang-Tiu-Fu. En cerámica destacan dos tipologías: la
cerámica de esmalte blanco de Ting-tcheu, y la cerámica de esmalte rosa o azul
de Kin-tcheu. En pintura continuó el paisaje, con dos estilos: el
septentrional, de dibujo preciso y colores nítidos, con figuras de monjes o
filósofos, flores e insectos; y el meridional, de pinceladas rápidas, colores
ligeros y diluidos, con especial representación de paisajes nublados.
Dinastía Yuan (1280-1368): dinastía de
origen mongol (su primer emperador fue Kublai, nieto de Gengis Khan), China se
abrió más hacia Occidente, como queda patente en el famoso viaje de Marco Polo.
En arquitectura destaca la Pagoda Blanca de Pekín. Se desarrollaron
especialmente las artes decorativas: se manufacturaron alfombras, se produjo
cerámica con nuevas formas y colores, y se elaboraron obras de metalistería de
gran riqueza. En pintura proliferaron los temas religiosos, especialmente los
taoístas y budistas, destacando las pinturas murales del templo de Yonglegong
(Shanxi), y artistas como Huang Gongwang, Wang Meng y Ni Zan.
Dinastía Ming (1368-1644): supuso la
restauración de una dinastía autóctona tras el periodo mongol, retornando a las
antiguas tradiciones chinas. El tercer emperador de la dinastía, Yongle,
trasladó la capital de Nankín a Pekín (1417), construyendo un Palacio Imperial
(la Ciudad Prohibida), con tres grandes patios rodeados de una muralla de 24
kilómetros, y un amplio complejo de edificios donde destacan la Sala de la
Suprema Armonía (con el trono imperial) y el Templo del Cielo. La pintura de
esta época era tradicional, de signo naturalista y cierta opulencia, como en la
obra de Lü Ji, Shen Zhou, Wen Zhengming, entre otras. También destacó la
porcelana, muy ligera y de tonos brillantes, generalmente en blanco y azul, y
comenzó la decoración de vasijas de bronce en esmalte cloisonné.
Dinastía Qing (1644-1911): dinastía de
origen manchú, en el arte supuso la continuidad de las formas tradicionales. La
pintura era bastante ecléctica, dedicada a temas florales (Yun Shouping),
religiosos (Wu Li), paisajes (Gai Qi), etc. En arquitectura, se continuó la
construcción –y, en algunos casos, restauración– del recinto imperial, con el
mismo sello estilístico, al tiempo que se edificaban nuevos templos y villas
aristocráticas, destacando la riqueza de los materiales (balaustradas de
mármol, cerámica en los tejados, etc). Continuó igualmente la tradición en las
artes aplicadas, especialmente ebanistería, porcelana, tejidos de seda, lacas,
esmalte, jade, entre otras. Las manufacturas chinas influyeron en la
decoración del rococó europeo.
Arte contemporáneo: el fin de la era
imperial supuso la modernización de China, que se abrió más al dominio
occidental. El triunfo de la revolución comunista impuso como arte oficial el
realismo socialista, si bien recientemente la nueva política aperturista ha
favorecido la llegada de las últimas tendencias artísticas, ligadas a las
nuevas tecnologías.
En 1989 tuvo
gran resonancia la exposición China/Vanguardia, en la Galería Nacional China de
Pekín, que mostraba las últimas creaciones del momento, incluyendo tanto obra
pictórica como fotografías, instalaciones y performances.
Los sucesos de
Tiananmen provocaron un nuevo retroceso, hasta una nueva apertura en 1992. Los
artistas chinos contemporáneos más relevantes son: Qi Baishi, Wu Guanzhong, Pan
Yuliang por demás hermosas pinturas, Zao Wou Ki colorido que refleja sus
profundos origenes y Wang Guangyi.
Arte contemporaneo |
Influencia occidental |
Artista Wu Guanzhong |
Artista Zao Wuo |
Artista Pan Yuliang |
Pan Yuliang |
Arte, hermosura, sutileza....