Durante la historia, las mujeres han sido sometidas por
representaciones patriarcales negando los derechos humanos básicos a la mujer.
Las leyes y los sistemas tradicionales, mantiene el estado de sumisión y
dependencia. Todavía conseguimos sociedades que vulneran derechos fundamentales
de la mujer.
En Venezuela el rol de la mujer y el ejercicio pleno de
sus derechos humanos ha evolucionado positivamente, la mayor parte de las
actividades de la vida cotidiana, desempeña un papel más activo, actuamos en el
campo de las ciencias, de la economía, de la educación, de la cultura, de la
política.
A continuación dos extraordinarias venezolanas en momentos de su vida:
Venezuela, 1924 Teresa de la Parra habla sobre
su más reciente obra Ifigenia
Fue “La crisis por la que atraviesan las mujeres no se
cura predicando la sumisión”
A mediados de este año la joven escritora venezolana
Teresa de la Parra publicó Ifigenia. La novela busca resaltar la figura de la
mujer que trata de luchar en contra del machismo y el tradicionalismo en el
siglo XX.
Teresa de la Parra, quien desde 1923 vive en Francia,
destacó aspectos importantes de su más reciente obra:
-Uno de los
aspectos más interesantes de la novela es la lucha entre las ideas
tradicionales y la necesidad de modernización ¿Su crianza fue importante para
plantear esta dicotomía?
-Tanto mi madre como mi abuela pertenecían por su
mentalidad y sus costumbres a los restos de la vieja sociedad colonial de
Caracas. Por lo tanto mi segunda infancia y mi adolescencia se deslizaron en un
ambiente católico y severo. En Caracas me puse por primera vez en contacto con
el mundo y la sociedad. Observé el conflicto continuo que existía entre la
nueva mentalidad de mujeres jóvenes despiertas al modernismo por los viajes y
las lecturas, y la vida real que llevaban, encadenadas por prejuicios y
costumbres de otra época. Sólo en deseo, por la independencia de vida y de
ideas, hasta que llegaba el matrimonio que las hacía renunciar y las entregaba
a la sumisión acabando por convertirlas a las viejas ideas gracias a la
maternidad. Este continuo conflicto femenino con su final de renunciamiento me
inspiró la idea de mi primera novela Ifigenia.
¿Piensa usted que su novela fue mal recibida en ciertos
sectores de la sociedad, y eso influyó en su actual exilio?
La crítica que encierra contra los hombres y ciertos
prejuicios hizo que en mi país la recibieran con algún mal humor. Algunos
círculos ultra católicos de Venezuela y Colombia creyeron ver en ella un
peligro para las niñas jóvenes que la celebraban al verse retratadas en la
heroína con sus aspiraciones y sus cadenas. La novela fue atacada y defendida
con gran exaltación en diversas polémicas, cosa que contribuyó a su difusión.
¿Ud. se considera una feminista?
Mi feminismo es moderado, La crisis por la que atraviesan
hoy las mujeres no se cura predicando la sumisión. La vida actual no respeta
puertas cerradas. Para que la mujer sea fuerte, sana y verdaderamente limpia de
hipocresía, no se la debe sojuzgar frente a la nueva vida, al contrario, debe
ser libre ante sí misma, consciente de los peligros y de las responsabilidades,
útil a la sociedad, aunque no sea madre de familia, e independiente
pecuniariamente por su trabajo y su colaboración junto al hombre. París
Venezuela,
1950, Argelia Laya la madre activista política
En el año 50 estaba cansada de las inconsecuencias de los
(...) dirigentes de AD, que convocaban a la base, yo era de la base, para
participar en acciones de carácter clandestino y llegada la hora, no se
aparecían los responsables”.
En esos primeros años de ejercicio docente y militancia
política salió embarazada. Para esa época, tal como comenta ella misma en una
entrevista de “Mujeres en Lucha” en 1984, las maestras no podían ser madres
solteras; algunas se suicidaban, otras abortaban. A pesar de su situación
resolvió tener a su primer hijo sola, asumiendo tal responsabilidad mediante
una decisión individual y no religiosa. “Toda esa mitología y toda esa ridiculez
que hay en relación con la despenalización del aborto, algún día se va a acabar,
y se va a acabar en la medida en que las mujeres de hoy peleen más por tener
ese derecho a decidir cuándo quiere ser madre y cuántos hijos quiere tener y
cómo los quiere concebir y en qué momento” (i)(ii). Acto seguido le escribe una
carta dirigida al ministro de Educación, Luis Beltrán Prieto Figueroa, apelando
al derecho constitucional de Protección a la Maternidad independientemente de
su estado civil. No le abrieron expediente pero fue suspendida durante unos
meses por conducta “inmoral”.
En ese breve retiro Argelia dio a Luz, reintegrándose
nuevamente a la faena a los pocos meses. A manera de castigo, fue asignada a
dictar clases en una escuela de menor categoría; pero esto no afectó a su ego
de ningún modo, ya que amaba enseñar, le brotaba espontáneamente y lo
disfrutaba en donde fuera.
El mismo año que renuncia al Partido de Acción
Democrática ingresa al Instituto Pedagógico de Caracas, del cual egresa en 1955
luego de concluir sus estudios en la novedosa carrera de Filosofía y Ciencias
de la Educación. A partir de entonces mañanas y tardes enteras las dedica a dar
clases de Educación Media.
Por los años 50 la expulsan temporalmente del Pedagógico
por represalias políticas. Entra a dar clases en un liceo privado y en la
División de Higiene Mental Escolar, todo, sin abandonar sus gestiones contra el
régimen. Se involucra intensamente en la lucha contra la dictadura de Marcos
Pérez Jiménez desde las bases militando en el Partido Comunista de Venezuela y
al mismo tiempo ayuda a organizar el Comité Femenino de la Junta Patriótica,
ambos, implicados en el derrocamiento de la dictadura. Fueron aquellos los
mejores años del Partido Comunista, justo después del 23 de enero del 58. Cuando
cae “el Tirano” su participación en la política del país se hace patente;
participa en las elecciones ese mismo año como candidata a Concejal por Caracas
y Diputada por Miranda, ganando en esa oportunidad en Caracas y en Miranda
obtiene el título de Diputada Suplente. Años después sería Concejal para el Distrito
Sucre, el Distrito Federal y el Estado Miranda, así como Diputada al Congreso
de la República (repetidas veces).
Continúa en la docencia como profesora suplente de
Psicología en la Escuela de Servicio Social y en el Colegio Los Jardines en el
Valle. También en esta misma época se incorpora a la Unión de Mujeres Venezolanas
y, desde ese momento, su compromiso político estuvo estrechamente relacionado a
las luchas por la defensa de los derechos de la mujer. No existía acto, mitin,
conferencia, simposio concerniente a la defensa de los derechos humanos y,
sobre todo, a los de las mujeres, pero también a los de las niñas y los niños,
negras y negros, indígenas, las y los minusválidos, los económicos... a los que
ella no asistiera. “Pero, no seríamos fieles a su pensamiento ni a su acción si
no destacáramos la importancia que le atribuía al derecho a la información y el
deber a informar” (Domínguez,1998:25).
(i)
Palabras de Argelia Laya en el Guión Argelia
Laya, por ejemplo, del Grupo Feminista “Miércoles”, 1987. 24 pp. (Original), en
ESPINA, Gioconda, (1998) “Argelia Laya, por ejemplo”. Revista Venezolana de
Estudios de la Mujer. Vol. 3 N° 9, octubre-diciembre. Pág. 47. Centro de
Estudios de la Mujer. Universidad Central de Venezuela.
(ii)
Existe
un Documental titulado “Comandante
Jacinta” realizado por la Villa del Cine,
donde ella explica que su hijo fue producto de una violación, sin embargo ella decidió
asumirlo y darle vida.