Estudiosos
del cuerpo humano, refieren que 70 por ciento de las enfermedades del ser
humano vienen del campo de conciencia emocional.
Las
enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas,
reprimidas.
El
temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador
de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda
congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la
energía vital, y puede convertirse en pánico.
La
vida se compone de cambios, estamos en constante movimiento, nada permanece
igual, cuando no estamos conscientes de ello, comienza la resistencia producto
del temor a lo desconocido, desprendiendonos de una realidad circundante, como
lo es lo inconstante que represente el día a día.
El
carácter como asumimos los cambios es la representación de lo que generará, en
algunos casos es la enfermedad.
Cuando nuestra personalidad se resiste al
designio del alma es cuando enfermamos. Esta es una expresión netamente
filosofíca-espiritual, pues hablamos de personalidad y alma. Entedíendose el
alma dentro de este ámbito, como la parte espiritual e inmortal del ser humano
separada del cuerpo tras la muerte de la persona.
Todas
las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, siempre y cuando sepamos
procesar este sentimiento, pues se hacen negativas cuando las reprimimos.
Describiremos
algunos sentimientos, permitiendo ver según el desenvolvimiento que ocurre en
nuestro cuerpo y como es afectado si no se canalizan adecuadamente.
La
ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque lleva a la
autoafirmación, a la búsqueda de espacio, lo que es equitativo. Pero cuando la ira se
vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve en contra, y
afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.
La
alegría es la más maravillosa de las emociones porque es la emoción de la
inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a
ninguna otra. Por ejemplo: un poquito de tristeza con alegría escribe poemas.
La
alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta
importancia. Este hermoso sentimiento como
lo es la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite
procesarlas desde la naturalidad, simpleza y pureza. La alegría pone al resto
de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las
canaliza para que lleguen al mundo de la mente.
Otro
sentimiento dañino es la tristeza, si éste se sostiene por mucho tiemp, pues
puede llevar a la depresión, cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero
también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a
restaurar el control interno.
Lo benéfico
es cuando se reconocen, aceptan y
fluyen, no se estancan, y se pueden transformar.
Se
hace dificil siempre y cuando, no aceptemos que la vida es un constante cambio,
luego no utilicemos recursos adecuados para realizar el fluir de los sentimientos
de manera adecuada.
Seamos
conscientes que las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia
de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Porque también existe el falsa comprensión del
mismo, como el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico,
destructivo. Matices pues estan
matizados por la ausencia verdadera del Amor.
El crecimiento, evolución, transformación de
los seres hace que nos reconozcamos como creadores, y que la salud o la enfermedad se producen
según nuestra guía de los sentimentos, penamientos y acciones que realicemos.
Pues
tendremos que aceptar porque somos humanos. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha
enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar.
El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el
aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu
vida.
Las enfermedades
más comunes de este siglo son la ansiedad y el estrés.
La
ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el
estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge
cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los
acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no
tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos
convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos
a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con
cosas, cada vez el vacío aumenta.
La
angustia se pasa cuando se interioriza, la aceptación de lo que eres y la conciliación consigo mismo(a). La angustia nace cuando somos lo que
no somos, estamos en el “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro.
El
estrés es otro de los males de nuestra época, viene de la competitividad, del quiero
ser perfecto(a), quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía,
de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu
propia competencia, es decir, cuando descubres tu esencia y propósito de vida. El
estrés constante perjudica el sistema inmunológico.
La
introyección nos lleva a la esencia de la vida. Cuando todos los sentidos se consagran al ser,
somos
felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no
retardamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos
en paz, a salvo con la vida y con nuestra conciencia.
Alimentando nuestro ser
con la verdadera vida, una oportunidad para organizar una armonía superior, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.
El alma no puede enfermar, porque es lo que
hay perfecto en nosotros, el alma evoluciona, experimenta.
Tenemos
que cuidarnos, conocer nuestros límites, superarlos porque si no los reconoces,
vas a destruir tu cuerpo. Las enfermedades son en su gran mayoría la resistencia del cuerpo emocional y mental al
Alma.