jueves, 29 de septiembre de 2011

NUESTRO PRIMER SALÓN DE CLASES

En nuestras vidas existen muchos salones de clases que no sólo son las aulas de las instituciones por la que pasamos, me refiero al núcleo más pequeño, La familia.


Muchas veces cuando compartimos con nuestros hermanos y padres la relación resulta difícil. En innumerables oportunidades he escuchado dichos como “la familia uno no la escoge, los amigos si” , pero no hay nada más falso, para los estudiosos del tema que manifiestan que aquellos que componen nuestro núcleo familiar son nuestros maestros que nos vienen a enseñar cosas para superar los defectos en nuestra vida, resulta difícil creerles y más aun si las relaciones no son del todo gratas. Pues tendríamos que superar nuestros egos y dejar fluir la sabiduría, reconociendo las grandes debilidades que surgen en el hombre o mujer, pues históricamente la evolución del ser nos resalta las competencia, la búsqueda del prestigio, el egoísmo entre otros, pues el imaginario social trae constantemente esas memorias y desarrollan en la persona su comportamiento.

De allí que en nuestro primer salón de clases comienza el aprendizaje de la interrelación sana que debe estar implícito el desarrollo del amor, que como concepto abarca la tolerancia, la fraternidad, la solidaridad, la humildad, pero en la práctica es mucho más que eso, es como el saber colocarte en lugar del otro, en saber escuchar, en saber perdonar, en ver la realidad y no lo que imaginas, entre muchas otras sabidurías.

Fáciles de expresar, pero no de convertirlas en acciones diarias con nuestros seres queridos, esos que día a día nos vieron crecer, alimentarnos en el caso de nuestros padres, de compartir nuestros momentos más difíciles o divertidos en el desarrollo de nuestra vida, y lo más importante, que siempre están y estarán allí pase lo que pase, tarea que luego los hermanos realizan una vez adultos.


Vínculos que no son separables aunque así lo expresemos, y es el mejor espejo para ver lo que somos, nuestra evolución y transformación como seres humanos.

Debemos agradecer cada día por esas relaciones, por acercarnos, por solidificar los vínculos de oro, con nuestros maestros de vida. Y ayudemos a que cada uno del grupo se convierte en parte del equipo para realizar el mejor juego, que es la vida.


viernes, 16 de septiembre de 2011

DANZA DE LA VIDA...BIODANZA


Taller de Biodanza con Rolando Toro
Biodanza es un camino para reencontrar la alegría de vivir. Cambia radicalmente la actitud occidental estructurada sobre los valores del Hombre sacrificial por aquella del hombre que busca el goce y la plenitud. Es un sistema en el cual los movimientos y las ceremonias de encuentro, acompañados de música y canto, inducen vivencias capaces de modificar el organismo y la existencia humana a niveles inmunológicos, homeostáticos, afectivo-motores y existenciales.

Enseñanza vivencial
Este podría llamarse un concepto que permite aquel que no lo conozca comprender de manera intelectual sobre esta experiencia, pero la Biodanza es puramente vivencial,   danzar  movimiento profundo que brota de lo más íntimo del Ser Humano. Es movimiento de vida, es ritmo biológico, ritmo del corazón, ritmo de la respiración, impulso de vinculación a la especie, es movimiento de intimidad. Es un baile orgánico, que responde a los patrones de movimiento que origina la vida.  Movimientos capaces de incorporar entropía negativa, posiciones generatrices, armonía musical entre los seres vivos, resonancia profunda con el micro y macrocosmos.  

Lo no verbal es lo maravilloso en ese proceso, pues los cambios que ocurren de manera interna o externas que sólo se hacen visibles a través del accionar diario, es una alternativa de vida dentro de este mundo tan convulsionado.

 Importancia de lo no verbal

El Sistema Biodanza fue creado por el Dr. Rolando Toro, psicólogo, antropólogo, poeta y pintor chileno. Fue en el año 1965 mientras trabajaba como miembro docente del Centro de Estudios de Antropología Médica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago de Chile, cuando inició sus primeros trabajos de danza; en esa oportunidad con pacientes del Hospital Psiquiátrico de dicha Universidad.

En 1971 viaja a Buenos Aires donde continuó profundizando su trabajo. A partir de 1976 comienza a trabajar también en Belo Horizonte, Brasilia y San Pablo; radicándose en éste último a partir de 1978 donde permanece hasta 1989.

 Este sistema fue llevado a diferentes partes del mundo, donde existen escuelas y profesionales formados para realizar estas enseñanzas.
Dr. Rolando Toro Creador

El Profesor Rolando Toro continúa sus investigaciones y aportes a la ciencia. Uno de sus últimos aportes se refiere al concepto de Inconsciente Vital, extendiendo desde la consideración del Principio Biocéntrico propuesto por él como principal paradigma del Sistema Biodanza, los conceptos de Inconsciente Personal e Inconsciente Colectivo descritos por Freud y Jung respectivamente, integrando las investigaciones y hallazgos más recientes de la ciencia moderna.

La experiencia es única e inolvidable, hoy comparto con ustedes esta información, pues contamos con diferentes caminos para fortalecer y alimentar nuestros aspectos más hermosos como seres humanos. Y esta es una excelente alternativa de crecimiento.

El maestro Rolando Toro
SOMOS UNO
La fuerza que nos conduce
es la misma que enciende el sol
que anima los mares
y hace florecer los cerezos.
La fuerza que nos mueve
es la misma que agita las semillas
con su mensaje inmemorial de vida.
La danza genera el destino
bajo las mismas leyes que vinculan
la flor a la brisa.
Bajo el girasol de armonía
todos somos uno.

Rolando Toro Araneda

Biodanza en la playa

jueves, 8 de septiembre de 2011

EL SÉPTIMO ARTE


¡Cinematografía!  un universo de emociones, historias, cuentos, biografías, fantasías, que se viven en espacio de una hora ó algunas veces más, por medio de la proyección de fotogramas.

La historia de ese universo comienza el 28 de diciembre de 1895, fecha en la que los hermanos Lumière proyectaron públicamente la salida de obreros de una fábrica francesa en Lyon, la demolición de un muro, la llegada de un tren, y un barco saliendo del puerto. De inmediato se convirtió en éxito, pasó a varios países su técnica fue avanzando.

Los formatos fueron cambiando con el tiempo y hoy se puede disfrutar desde casa con el DVD, Blue Ray alta definición, y puede reflejarse en la pantalla del  televisor o la computadora. Sin embargo los cinéfilos disfrutan ampliamente las salas de cine, la gran pantalla, la magia, se apagan las luces y comienza el rodaje, algunos se  convierten  en críticos de este arte siempre con una apreciación muy personal. Existen aficionados con maratones de muchas horas viendo películas, hay club video en el que se intercambian cintas, se clasifican por temas, y se mantiene actualizado con estrenos, realmente el disfrute es inimaginable.

Forrest Gump
¿Quién no ha bailado, reído o llorado por una excelente actuación?, quizás se ha identificado con algún personaje, posiblemente se ha enterado de algún caso o figura a través del cine, en fin existen películas con un alto contenido, otras simplemente comerciales,  cómicas, mágicas, y las que no vale la pena recordar.

El proceso por el cual se crea un vídeo pueden distinguirse cinco etapas de realización: desarrollo, preproducción, rodaje, postproducción y distribución. La realización supone asumir decisiones tanto a nivel artístico como productivo, y la limitación únicamente está dada por los medios disponibles, es toda una industria.

Existen películas con muy bajo presupuesto que han sido todo un éxito como “Quisiera ser millonario” cinta hindú, y otras de alto presupuesto que no han dado lo esperado.

Quisiera ser millonario

Pero quien no recuerda los clásicos, tales como:¡Que bello es vivir!, El ciudadano Kane, La dolce vita, La quimera del Oro,  Psicosis, Ladrón de bicicletas, Cinema paraíso, En nombre de la rosa, Forrest Gump…en fin son muchas.

El ciudadano Kane
La quimera del oro
Cinema Paraiso
La Dolce Vita
El séptimo arte no pasa de moda porque es un lenguaje, no es la copia de la realidad, es una opinión. A través del cine se expresan, se transmiten, se sugieren ideas, sentimientos y emociones. Entre otras, esta es la razón que lo convierte en el centro de miradas, especulaciones y críticas. El espectador realiza todo un proceso de comprensión, interpretación, asimilación y respuestas o reacciones emocionales e ideológicas: extrae de la obra un sentido propio dado por el carácter polisémico que le caracteriza.


¡ VIVA EL SÉPTIMO ARTE!

lunes, 5 de septiembre de 2011

IKEDA constructor de la Paz

“LA GRAN REVOLUCIÓN HUMANA DE UN SOLO INDIVIDUO (…) PODRÁ GENERAR UN CAMBIO EN TODA LA HUMANIDAD” 
DAISAKU IKEDA

Fotografia de Daisaku Ikeda
Daisaku Ikeda es un líder budista, promotor entusiasta de la paz, escritor, poeta, educador y fundador de varias instituciones dedicadas a fomentar la cultura, la educación y los estudios sobre la paz alrededor del mundo.
Daisaku Ikeda
Fundador de la Soka Gakkai Internacional (SGI), basado en la filosofía del budismo de Nichiren de setecientos años de antigüedad, está dedicado a fortalecer al ser humano y a fomentar en los individuos un sentido de compromiso social que conduzca al florecimiento de la paz, la cultura y la educación.

Daisaku Ikeda un hombre que trabaja por la paz mundial, pues vivió la guerra. Sus escritos son de una hermosa sabiduría que nos invita a realizar nuestra propia revolución humana. Aquí una de sus memorias

ALGUIEN EN QUIEN CONFIAR
(Ensayo de Daisaku Ikeda publicado en 1998, en la revista de Filipinas Mirror.)

Flor de Loto
Algunas veces, basta un solo encuentro con una persona para cambiar enteramente el curso de nuestra vida. Eso fue lo que me sucedió cuando conocí a Josei Toda, en agosto de 1947.
Era una tarde cálida y bochornosa. Tokio aún mostraba las cicatrices de la guerra, y en el paisaje urbano, desolado como una vasta planicie calcinada, subsistían, aquí y allá, rudimentarias barracas y viejos refugios antiaéreos.
Eran tiempos de extrema escasez económica y de cambios precipitados. Los maestros de escuela, que antes ensalzaban con ardor la grandeza del Emperador, de repente se lanzaban al elogio de la democracia. Era como si ya no quedase nada en lo que valiera la pena creer.
En un ambiente así, era imperativo encontrar algo a qué aferrarse. Me uní a un grupo de unos veinte jóvenes de mi vecindario que habían formado un círculo de lectores, en una búsqueda desesperada de respuestas dentro de la literatura y la filosofía; entre todos, tratamos de encontrar algún significado u orientación para nuestra vida.
Cada uno traía un libro, cualquier libro que se hubiera salvado de las llamas, y con eso saciábamos nuestra sed de palabra escrita. Luego intercambiábamos criterios en discusiones y debates sin fin.
Después de sufrir la peor de las traiciones por parte de los líderes militaristas japoneses, sentíamos que ya no quedaba nada ni nadie en quien confiar. Y, de existir alguien, solo podría ser una persona que se hubiese opuesto a la guerra, aunque hubiera tenido que ir a prisión por ello.
Un día, un amigo mío me invitó a una reunión sobre la “filosofía de la vida” que se iba a realizar en una casa cercana. El tema despertó mi curiosidad, de modo que decidí participar.
Al llegar, vi que un hombre de unos cuarenta años presidía el encuentro. Si bien su voz era más bien áspera, daba la impresión de estar completamente sereno. Los gruesos cristales de sus anteojos reflejaban la luz. Al principio, no pude comprender muy bien lo que decía, pues se estaba refiriendo al budismo. Pero luego comenzó a hablar de manera clara e incisiva sobre diversos temas, desde cuestiones candentes de la vida diaria hasta política contemporánea.
Era evidente que no estaba pronunciando un sermón religioso tradicional ni una disertación sobre filosofía. De manera muy concreta, empleaba ejemplos de la vida cotidiana para explicar verdades profundas. Y, aunque la habitación estaba colmada de gente pobremente vestida, flotaba en el aire una sensación de energía y de inspiración.
El señor Toda era diferente de cualquier persona que yo hubiese conocido antes. Hablaba con un lenguaje simple, casi tosco, y sin embargo, irradiaba calidez. Por extraño que pareciera, sentí que de alguna manera lo conocía, que era un viejo amigo.
Cuando hubo finalizado la charla, el amigo que me había llevado a la reunión nos presentó. El señor Toda me miró intensamente, con ojos que destellaban tras los lentes. Esbozó una cálida sonrisa de bienvenida y me preguntó: “Bien, ¿cuántos años tienes ahora?”. “Diecinueve”, respondí, impulsado por una extraña sensación de familiaridad. Él replicó con nostalgia que esa era la edad que tenía cuando había llegado por primera vez a Tokio.
Casi sin darme cuenta, me encontré haciéndole preguntas sobre cosas que me perturbaban, como la naturaleza de la vida y de la sociedad.
Sus respuestas fueron completamente francas y directas, lo que demostraba una profunda perspicacia. Por primera vez en mi vida, sentí que la verdad estaba muy cerca, al alcance de mi mano. El señor Toda irradiaba convicción. Cuando me enteré de que había estado dos años en la cárcel por oponerse a la política de agresión japonesa, y que se había mantenido fiel a sus creencias en todo momento, supe que había encontrado a alguien en quien podía depositar mi total confianza.
Fotografia de Daisaku Ikeda
Mi encuentro inopinado con el señor Toda resultó ser un momento decisivo en mi vida. Diez días después me convertí en miembro de la Soka Gakkai, la organización budista que él lideraba, cuya misión primordial era transmitir a la gente común un mensaje concreto de esperanza y de fortalecimiento. Esa organización casi había sido aplastada por la opresión militar durante la guerra.
A partir de enero de 1949, comencé también a trabajar en la editorial del señor Toda. La labor era ardua y prolongada. Sacudida por la guerra y la derrota, la economía de Japón se vio atacada por feroces olas de inflación. El efecto era devastador para una compañía pequeña como aquella.
“Tal vez haya resultado vencido en los negocios, pero no en la vida”, decía él, a medida que muchos de sus colegas lo abandonaban. Nunca olvidaré el sonido de su voz en ese momento: parecía provenir de las profundidades de su vida.
Toda dedicó pacientemente su esfuerzo a alentar a quienes estaban luchando por reconstruir su vida con la ayuda del budismo. Sé de decenas de miles de individuos que, luego de recibir en forma personal su aliciente, encontraron la fuerza necesaria para enfrentar las dificultades que amenazaban con obstruir su camino.
Aunque mi salud y mi situación económica estaban al borde del colapso, nunca abandoné a mi mentor; había decidido que, si fuese necesario, lo acompañaría hasta las profundidades del infierno.
En vista de que no pude continuar con mis estudios formales, el señor Toda se ofreció a enseñarme todo lo que sabía. Se convirtió así en mi tutor, y nuestras sesiones de estudio continuaron durante los diez años siguientes.
Con toda paciencia, el señor Toda me instruyó en derecho, política, economía, física, química, astronomía y los clásicos chinos; y constantemente me hacía preguntas o me pedía comentarios sobre lo que había leído. Me alentó a convertirme en un motivo de estímulo para quienes no tienen la posibilidad de asistir a la escuela.
Fotogarfia de Daisaku Ikeda
Naturalmente, he olvidado muchos detalles de todo lo aprendido. Pero lo esencial –el constante ejercicio del pensamiento, una manera particular de ver las cosas y de elaborar juicios— ha permanecido grabado de modo indeleble en lo profundo de mi mente. El señor Toda nunca se contentó con impartirme solo conocimientos; por el contrario, siempre insistió en desarrollar mi verdadero raciocinio mediante la observación de los procesos que hay detrás de cada cosa o circunstancia.
Solo un maestro auténtico y dotado de grandes cualidades puede brindar una educación capaz de forjar realmente a un individuo. Tuve la gran buena fortuna de encontrar en Josei Toda a esa clase de maestro, singular y talentoso en extremo.
Aquellos fueron tiempos difíciles, y el camino hacia la creación de un movimiento popular por la paz estuvo lleno de dificultades. Pero la fortaleza y la aguda comprensión que desarrollé al trabajar junto a ese gran hombre me han sostenido en todo lo que he realizado desde entonces.
Llevo su fotografía conmigo en todo momento y me gusta sentir que él está siempre en mi corazón, como un padre estricto pero amoroso, observando todo lo que hago. Con cada año que pasa, mi aprecio y mi gratitud hacia él solo consiguen profundizarse.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El Loco de GIBRÁN


Hoy en situaciones de profundos conflictos, donde se presenta las miserias humanas en actos de guerras, devastaciones, cataclismos,  rescato pasajes del libro “El loco”, del extraordinario pensador, Kalil Gibrán.

LOS DOS ERMITAÑOS

En una lejana montaña vivían dos ermitaños que rendían culto a Dios y que se amaban uno al otro.
Los dos ermitaños poseían una escudilla de barro que constituía su única posesión.
Un día, un espíritu malo entró en el corazón del ermitaño más viejo, el cual fue a ver al más joven.

-Hace ya mucho tiempo que hemos vivido juntos -le dijo-. Ha llegado la hora de separarnos. Por tanto, dividamos nuestras posesiones.
Al oírlo, el ermitaño más joven se entristeció.
-Hermano mío -dijo-, me causa pesar que tengas que dejarme. Pero si es necesario que te marches, que así sea. Y fue por la escudilla de barro, y se la dio a su compañero, diciéndole
-No podemos repartirla, hermano; que sea para ti.
-No acepto tu caridad -replicó el otro-. No tomaré sino lo que me pertenece. Debemos partirla.
El joven razonó:
-Si rompemos la escudilla, ¿de qué nos servirá a ti o a mí? Si te parece, propongo que la juguemos a suerte.
Pero el ermitaño persistió en su empeño.
-Sólo tomaré lo que en justicia me corresponde, y no confiaré la escudilla ni mis derechos a la suerte. Debe partirse la escudilla.
El ermitaño más joven, viendo que no salían razones, dijo:
-Está bien: si tal es tu deseo, y si te niegas a aceptar la escudilla, rompámosla y repartámosla.
Y entonces el rostro del ermitaño más viejo se descompuso de ira, y gritó:
- ¡Ah, maldito_ cobarde! no te atreves a pelear, ¿eh?

LA GUERRA

Una noche, hubo fiesta en palacio, y un hombre llegó a postrarse ante el príncipe; todos los invitados se quedaron mirando al recién llegado, y vieron que le faltaba un ojo, y que la cuenca vacía sangraba. Y el príncipe le preguntó a aquel hombre:
-¿Qué te ha sucedido?
- ¡Oh príncipe! -respondió el hombre-, mi profesión es ser ladrón, y esta noche, como no hay luna, fui a robar la tienda del cambista, pero mientras subía y entraba por la ventana cometí un error, y entré en la tienda del tejedor, y en la oscuridad tropecé con el telar del tejedor, y perdí un ojo. Y ahora, ¡oh príncipe! suplico justicia contra el tejedor.
El príncipe mandó traer al tejedor y, al llegar éste al palacio, el soberano decretó que le vaciaran un ojo.
- ¡Oh príncipe! -dijo el tejedor-, el decreto es justo. No me quejo de que me hayan sacado un ojo. Sin embargo, ¡ay de mí!, necesitaba yo los dos ojos para ver los dos lados de la tela que hago. Pero tengo un vecino de oficio zapatero, que tiene los dos ojos sanos, y en su trabajo no necesita los dos ojos...
El príncipe entonces, envió por el zapatero. Y éste acudió, y le sacaron un ojo.
¡Y se hizo justicia!


"EL MUNDO PERFECTO"

Dios de las almas perdidas, tú que estás perdido entre los dioses, escúchame:
Vivo entre una raza de hombres perfecta, yo, el más imperfecto de los hombres.
Yo, un caos humano, nebulosa de confusos elementos, deambulo entre mundos perfectamente acabados; entre pueblos que se rigen por leyes bien elaboradas y que obedecen un orden puro, cuyos pensamientos están catalogados, cuyos sueños son ordenados, y cuyas visiones están inscritas y registradas.
 Sus virtudes, ¡oh Dios!, están medidas, sus pecados están bien calculados por su peso, y aun los innumerables actos que suceden en el nebuloso crepúsculo de lo que no es pecado ni virtud están registrados y catalogados.
 En este mundo, las noches y los días están convenientemente divididos en estaciones de conducta y están gobernados por normas de impecable exactitud.
Comer, beber, dormir, cubrir la propia desnudez, y luego cansarse, todo a su debido tiempo.
Trabajar, jugar, cantar, bailar, y luego yacer tranquilo, cuando el reloj da la hora para ello.
Pensar esto, sentir aquello, y luego dejar de pensar y de sentir cuando cierta estrella se alza en el horizonte.
Robar al vecino con una sonrisa, dar regalos con un gracioso ademán, elogiar prudentemente, acusar con cautela, destruir un alma con una palabra, quemar un cuerpo con el aliento, y luego lavarse las manos, cuando se ha terminado el trabajo del día.
Amar según el orden establecido, entretenerse en lo mejor de uno mismo según cierta manera prefabricada, rendir culto a los dioses con el debido decoro, intrigar y engañar a los demonios diestramente, y luego olvidarlo todo, como si la memoria hubiese muerto.
Imaginar con un motivo determinado; proyectar con consideración; ser feliz dulcemente; sufrir con nobleza; y luego, vaciar la copa, de manera que mañana podamos llenarla otra vez.

Todas estas cosas, ¡oh Dios!¡, están concebidas con preclara visión, han nacido con un propósito firme, se mantienen con esmero y exactitud, se gobiernan según las normas y la razón, y luego se asesinan y se entierran según el método prescrito. Y aun sus silenciosas tumbas que yacen dentro del alma humana, cada una tiene su marca y su número.
Es un mundo perfecto; de maravillas; el más maduro fruto del jardín de Dios; el pensamiento rector del universo.
 Pero dime, ¡oh Dios!, ¿por qué tengo que estar allí, yo, semilla de pasión insatisfecha, loca tempestad que no va en pos del oriente ni del occidente, aturdido fragmento de un planeta que pereció en las llamas?
¿Por qué estoy aquí, ¡oh Dios! de las almas perdidas? Dímelo tú, oh Dios, que te encuentras perdido entre los demás dioses... 


Kalil Gibrán nace en1883 en el Líbano, muere en1931 en la ciudad de New York. Su literatura se define por su búsqueda mística de las materias más clásicas del comportamiento y sentir existencial, desde un sentimiento pleno de sencillez y vínculo natural. Su obra maestra es "El profeta" (1923), otras que sobresalen "Espíritus rebeldes" (1903), una obra censurada en su país por revolucionaria y perniciosa, "Alas rotas" (1912), un libro con matices autobiográficos, "El loco" (1918), obra altamente influenciada por Nietzsche, "Jesús el hijo del hombre" (1928), documento en el cual setenta y siete personajes dan su opinión sobre Jesucristo, incluido el propio Gibran.

Kalil Gibrán

NUEVA PUBLICACIÓN

UN CONTAMINANTE: EL RUIDO

El ruido, dentro de algunas definiciones, determina a todo sonido no deseado que altera el bienestar en el ser humano. En las ciudades muy p...