jueves, 1 de octubre de 2015

MICHAEL JACKSON, un alma manifiesta

Un hombre que concurrió su vida entre momentos ásperos, de mucha soledad, con ausencia de una niñez, adolescencia y adultez fuera de lo cotidiano, fruto del desarrollo de su existencia desde muy temprana edad.

Recuerdo una conversación que sostuvo con Depaak Chopra (amigo y su consejero espiritual) donde declaró que él estaba claro sobre la manifestación de sus cualidades como regalo a la vida, “yo vine a traer diversión al mundo, lo disfruto, me gusta lo que hago”, comenzó de 5 años de edad, a los 14 años inicia su carrera como solista, a partir de los 90 manifestó con todo su Ser, lo que su arte le permitió.

Michael Jackson, figura internacional en el arte musical durante más de cuatro décadas, siendo reconocido como la estrella de la música pop más exitosa a nivel mundial. Cantante, compositor, bailarín, actor, productor, empresario y filántropo.

Su música incluyó una amplia extensión de subgéneros como el rhythm & blues (soul y funk), disco y dance.

Posee el récord del artista más galardonado de la historia de la música, con más de 400 premios.

Ha vendido mundialmente alrededor de 400 millones de sus producciones musicales, lo que lo hace en uno de los artistas más exitosos de todos los tiempos.

Transformó la manera de realizar vídeos musicales, pues por primera vez, se componen con una trama argumental, rutinas de baile, efectos especiales y apariciones a modo de cameo de personajes famosos.

El video del tema "Ghosts", del álbum Blood on the Dance Floor: HIStory in the Mix, fue escrito por Jackson y Stephen King y dirigido por Stan Winston. Este trabajo fue reconocido con muy buenas críticas en el festival de Cannes, donde se estrenó en 1996. Tuvo una duración de más de 38 minutos y por ello ingresó al Libro Guinness de los Récords como el vídeo musical de mayor duración.

En 1990 el entrenador vocal Riggs, dijo que el rango de Michael se expandía hasta 4 octavas. Aparentemente, debido a la edad, el cantante adquirió la capacidad de hacer notas más bajas, sin perder las altas. Rango vocal: 3,6 octavas, Timbre vocal: contratenor, tenor, barítono. Nota más alta: si5, Nota más baja: mi2

Un dotado bailarín, por sus innovadoras coreografías: tal sería el caso del llamado moonwalk (paso lunar), uno de sus pasos más conocidos. Otra de sus coreografías famosas se dio a conocer en el vídeo musical Thriller, el cual se convirtió en un vídeo totalmente revolucionario, puesto que era el primer vídeo musical de horror; esta particularidad, entre muchas cosas más, lo llevó a ser considerado el mejor vídeo musical de todos los tiempos.

Fue considerado por Fred Astaire como el mejor bailarín del siglo XX, recibió la admiración de leyendas del baile como James Brown.

Sus bailes a partir de los 90  eran más llenos de espíritu, energía, fuerza, la inspiración interna, existe un análisis interesante sobre sus bailes, aquí dirección o vínculo del video de las Danzas Sagradas de Gurdjieff y Michael Jackson,  https://vimeo.com/95852843 


Tenía oído absoluto, eso  implica algunas o todas las siguientes habilidades:
  •   Identificar y nombrar las notas tocadas en varios instrumentos.
  •  Nombrar la tonalidad de una determinada pieza musical.
  • Cantar o entonar una determinada nota sin ninguna referencia externa.
  • Nombrar las notas de ocurrencias domésticas diarias tales como bocinas de coches.
  • Reproducir a la perfección una canción jamás tocada por ese individuo en un instrumento musical sin necesidad de leerla en una partitura y/o memorizándolo con tan sólo una vez.
Michael Jackson dedicó gran parte de sus esfuerzos y recursos económicos a la ayuda humanitaria, y fue reconocido mundialmente por las donaciones millonarias: donó 300 millones de dólares a causas benéficas.

Uno de sus mayores esfuerzos humanitarios y uno de los más conocidos fue en 1985 cuando él, junto a Lionel Richie, organizó el megaproyecto “USA for Africa” donde reunieron 46 artistas para grabar el sencillo "We Are the World"; el proyecto recaudó 10,8 millones de dólares, los cuales fueron donados a Etiopía, que padecía una hambruna a mediados de los años 1980.

En la edición del año 2000 del Guinness World Records entró como artista con la mayor participación en ayudas humanitarias, por ayudar a 39 instituciones de la causa ya nombrada.
Su rancho Neverland fue abierto en múltiples ocasiones para que niños con enfermedades terminales y de orfanatos pudieran acudir gratuitamente.

Una de las grandes falsedades y calumnia inescrupulosa producto de la fama y su fortuna, fue en 1993, el cantante fue acusado de haber abusado sexualmente de Jordan Chandler, uno de los muchos niños que solía acoger en su mansión de Neverland, por parte del niño y de su padre, Evan Chandler. El  escándalo repercutió gravemente en el estado de ánimo, y ó la imagen pública del cantante, y por tanto en su carrera (nunca más regreso a su rancho Neverland).

El 30 de junio de 2009, cinco días después de su muerte y dieciséis años después de los supuestos sucesos delictivos, Jordan Chandler —el niño implicado, ya adulto— declaró públicamente que el cantante nunca lo había tocado y que había mentido obligado por su padre para salir de la pobreza con el dinero que la compañía aseguradora de la gira de Dangerous entregó mediante el acuerdo extrajudicial a la familia del niño para evitar el juicio.

En el programa de televisión estadounidense 60 minutos, explicó su amor por los niños así: "La gente piensa sexo. Mi mente no va por ese camino. Cuando veo niños, le veo la cara a Dios. Por eso los quiero tanto". 

En 1993, en el programa de televisión de Oprah Winfrey, Michael Jackson reconoció: "Hay mucha tristeza en mi vida pasada. Mi padre me golpeaba. Era difícil salir así al escenario. Él era estricto, muy duro". 

Su soledad y tristeza pudo compensarla de muchas formas, un chimpancé de tres años fue rescatado por Michael Jackson de un centro de investigación de cáncer en Texas. Desde ese momento, Bubbles iba a todas partes con Michael, convirtiéndose así en su constante compañía y “mejor amigo”. Incluso llegó a vestirlo de la misma forma, salía de gira con su banda.

Bubbles ahora  en una residencia de animales, ya que dejó de ser seguro su relación con el público. Sin embargo, Jackson siguió visitándolo  en compañía de sus hijos, cuando Bubbles lo veía sacaba un comportamiento alegre y juguetón.  

Michael Jackson, sin duda tenia facultades especiales que le permitieron lograr ese reconocimiento mundial, pero su alma manifiesta era llena de profunda sensibilidad mística, en sus melodías o sonidos rítmicos, en la forma como realizaba sus videos, el montaje de sus espectáculos, en las letras de las canciones. Por ejemplo en “Canción a la Tierra”, son cuestionamientos abiertos a la Humanidad, a los centros de poder, políticos, económicos, sociales…al hombre.

 Y así muchas de sus canciones ya eran un despertar abierto, ¿convenía esta manifestación?

El sencillo "Earth Song" fue acompañado de un costoso videoclip y nominado al Grammy como mejor video musical de corta duración en 1997. En él se reflejó la crueldad a la que son sometidos algunos animales en peligro de extinción, la deforestación que acaba con centenares de árboles, la contaminación del medio ambiente provocada por las fábricas y las consecuencias que provocan los enfrentamientos bélicos en distintas partes del mundo.
CANCIÓN DE LA TIERRA (Earth song https://youtu.be/VPVaFvFfAyk)

Las canciones Michael Jackson eran sin duda un continuo cuestionamiento existencial,  podría nombrar un par que me viene a la mente  “Hombre en el espejo” (Man In The Mirror), “Nosotros somos el mundo” (We Are The World),  “Sanar al Mundo” (Heal The World), con este nombre Michael Jackson creó una fundación que tituló, como la canción  Heal the World Foundation   constituida con fines caritativos en 1992. A través de la fundación, Jackson envió 46 toneladas de ayuda humanitaria a Sarajevo, realizó campañas en contra del consumo de drogas y abuso del alcohol y donó millones de dólares para niños en situación de pobreza o enfermos, incluyendo el pago íntegro del trasplante de hígado y posterior recuperación de un niño de Hungría.  

¡Bien por ti Michael¡ gracias por todo lo que nos regalaste.
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domingo, 27 de septiembre de 2015

Luna...días de firmeza

Es importante reafirmar lo que ya sabemos, sostenerlo y manifestar



SARVESHAAM MANTRA

Om sarveshaam swastir bhavatu
Sarveshaam shantir bhavatu
Sarveshaam purnam bhavatu
Sarveshaam mangalam bhavatu

Om sarve bhavantu sukhinah
Sarve santu niraamayaah
Sarve bhadraani pashyantu
Maakaschit duhkha bhaag bhavet  


On Shanti Shanti Shanti  



Traducción:
Que el bienestar sea a todos;
Que la paz sea para con todos; que la plenitud sea a todos;
Que la auspiciosidad sea a todos. 
Que todos sean felices;
Que todos sean libres de la enfermedad; que  puedan contemplar todo el beneficio de  la naturaleza;
Que ninguno sufran de dolor.
Paz, paz, paz

martes, 22 de septiembre de 2015

Yann Arthus-Bertrand

Yann Arthus-Bertrand
Mi blog siempre ha estado inclinado a la búsqueda, análisis y reflexión sobre infinidades de manifestaciones sobre la HUMANIDAD,  hoy dedico un merecido reconocimiento al hermoso trabajo de  Yann Arthus-Bertrand,  cineasta y artista, que impulsado por cuestionamientos como: ¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Qué nos gusta, porqué luchamos?  ¿Reímos? ¿Lloramos? ¿Nuestras curiosidades?  Pasó tres años recogiendo historias de la vida real de 2.000 hombres y mujeres en 60 países.

Trabajó con un equipo de traductores, periodistas y camarógrafos, Yann captó profundamente narraciones personales y emocionales de los temas que nos unen a todos; lucha con la pobreza, la guerra, la homofobia, y el futuro de nuestro planeta mezcladas con momentos de amor y felicidad.  


Aquí resalto uno de sus primeros trabajos y algunos de diferentes partes del mundo, donde personas de manera sencilla, con verdades desnudan lo que la filosofía de la esencia humana concluye, reflexiona y expresa para lograr una mejor visión para avanzar en el planeta Tierra.






miércoles, 16 de septiembre de 2015

LO RECURRENTE


Durante mucho tiempo y de múltiples formas nos han dado a entender que somos responsables del mundo que nos rodea, sin embargo no lo comprendemos, desde el hacer. Lo comprendemos desde la razón, pero sólo queda allí, sin intentar realizar el cambio para recuperar un estado más equilibrado, de paz y alegría.

En el diario acontecer, si comienzas a observarte  aunque sea por un par de horas, lo que conversas, lo que miras, lo que lees, hacia donde se dirigen tus pensamientos notarás que es hacia lo que te debilita,  te preguntarás ¿Cómo puede ser eso?, sencillo si vas en el tren, miras si está lleno, la gente que te perturba, lo que no te molesta, si lees un diario que seguro trae noticias poco alentadoras te recreas en ellas, o simplemente piensas en lo ocurrido en el hogar antes de salir, pero siempre la connotación negativa,  como por ejemplo: la diferencia de palabras con tu esposa(o), hijos o quizás en la chaqueta que te querías poner pero estaba en la lavandería y así prosigue el traslado al trabajo, o lugar de destino, la otra opción puede ser  realizarte preguntas, ¿cómo será el humor de mi jefe hoy? ¿Encontraré muchos papeles en mi escritorio? ¿Será que venderé lo suficiente?. Si vas en tu automóvil pensando en el tráfico, la temperatura, en fin.

En otras circunstancias…si se encuentra un(a) amigo(a) ¿de qué hablan? Quizás de otra persona, de una enfermedad que padecen, de la situación que viven, de lo que no han podido lograr, pero con altos vínculos negativos.
Si van al cine, los temas de las películas ¿cuáles son?, si lee ¿qué escoge?, si te gusta ver televisión ¿Cuáles son tus programas? …Y es así como nos vamos contaminando de influencias, y pensamientos que son provocadas por nosotros mismos.

En esencia, las circunstancias no son buenas ni malas, son siempre neutras, aunque parezcan deprimentes o alentadoras debido a la actitud mental –triste o alegre- de la persona referida por ellas.

Si deseas cambiar tus circunstancias cambia tus pensamientos, sólo tú puedes modificarlos, y si pruebas aunque sea una vez verás los resultados.  Desearás hacerlo cuando comprendas que cada pensamiento que creas es de acuerdo a su naturaleza. Recuerda que la ley opera  en todo momento y que lo que se manifiesta concuerda con la clase de pensamientos que habitualmente abrigas.
No olvides:
  • Cuando te levantes agradece y construye un pensamiento positivo.
  • Si no tienes nada positivo que decir, entonces haz silencio.
  • Cuando te veas en el espejo sonríe, descubre lo maravilloso que comunicas con ese gesto.
  • Trata de descubrir las partículas de amor que contienes.
  • Haz ejercicios, toma sol, medita cada mañana.
  • Proponte en tu presente ver, escuchar, leer, hablar, sentir lo bello de lo que te rodea, si lo buscas lo encontrarás.
  • Baila, ríe, ama, sin miedos, sin barreras.
  • Deja fluir tu esencia
  • Busca, aprende y acciona hacia la felicidad.

“El TODO es mente, el universo es mental” El Kybalyon

jueves, 10 de septiembre de 2015

Cuento "Manzanita" de Julio Garmendia

En este cuento “Manzanita”, se manifiesta un conflicto el cual se ilustró en una frutería, allí sólo existía la Manzanita criolla, entonces el frutero decidió vender Manzanas del Norte, a la llegada de éstas, la Manzanita se sintió disminuida, se puso a llorar viendo que las otras manzanas eran grandes, brillantes, olorosas y muy rojas; y venían envueltas en papel de seda y finas cajas; la gente empezó a comprar sólo las Manzanas Norteñas las pedían desde uno y hasta más kilos.

Ella al ver eso se sintió desalentada, abochornada porque a ella la cargaban en burro y las echaban en un rincón en el suelo. Sus vecinas frutas la veían y no comentaban nada, hablaban otros temas; al acabarse las manzanas norteñas el frutero pedía más cajas esto terminó de deprimir a  Manzanita, no empezó a conversar con las demás frutas, al hablar con el Coco, éste se sintió ofendido pero luego comprendió a la Manzanita, sin embargo la Lechosa fue muy comprensiva con ella, desde el primer momento e igual que el Aguacate; en este momento muchas frutas empezaron a discutir pero entre discusión y discusión todos estuvieron al lado de la Manzanita, excepto el Tomate y los Cambures Manzanos, ya que se consideraban familiares de las Manzanas Norteñas.

La observación no puede apartarse de un análisis sociológico, pues Garmendia nos da una reflexión reconociendo la condición humana y la muerte como parte de la vida. Pasa por sentimientos como la ironía, realismo, humor, ternura entre otras.

En el escrito existe una búsqueda de la identidad venezolana, entrelazando realismo fantástico esos rasgos ilusorios recreando una realidad matizada, valorando los elementos nacionales socioculturales que conforman patrimonio de las tierras venezolanas en este caso la naturaleza, sus frutos, resaltando sus aromas, textura, entre otras características.

Sin apartarse, del contexto vivido por el escritor para ese momento, pues llega de estar mucho tiempo fuera de Venezuela, eso significó redescubrir y valorar su tierra, lo autóctono, tradiciones, costumbres en una palabra su cultura. Esa búsqueda de la identidad, sus raíces en un momento que se realiza la globalización en el mundo, experimentando el imperialismo motivado por intereses comerciales, y Venezuela en ese momento buscaba definirse política y culturalmente.

Por otro lado incita a la reflexión sobre la igualdad, pues por encima de las clases sociales, la raza que pertenezcas, credos, profesión u oficio que profeses, anteponer la valoración vana, estirada, dejando a un lado la desestimación del primer mundo,  preciando su lugar de origen cualquiera que este sea,  aprendiendo a reconocer y valorar nuestro patrimonio socio-cultural, como legado de nuestros antepasados y, en consecuencia, ícono de identidad nacional.

Julio Garmendia en mi opinión, proporciona el arte literario, sostenido en la cosmovisión que por medio de los actos comunicativos, aborda los hechos sociales, manifestando una extraordinaria didáctica, dando explicaciones a los fenómenos que se suscitan en la realidad, que involucran a seres humanos, socialmente organizados, evidenciadas por medio de elementos fantásticos, que sobre la  realidad palpable, difícil de ser evadida, muestra al lector como una visión crítica, humorística y en ocasiones, satírica de las vivencias de un colectivo en particular.

MANZANITA
Cuando llegaron las grandes, olorosas y sonrosadas manzanas del Norte, la Manzanita criolla se sintió perdida.
—¿Qué voy a hacer yo ahora –se lamentaba–, ahora que han llegado esas manzanas extranjeras tan bonitas y perfumadas? ¿Quién va a quererme a mí? ¿Quién va a querer llevarme, ni sembrarme, ni cuidarme, ni comerme ni siquiera en dulce?
 La Manzanita se sintió perdida, y se puso a cavilar en un rincón. La gente entraba y salía de la frutería. Manzanita les oía decir:
—¡Qué preciosidad de manzanas! Déme una.

—Déme dos.
—Déme tres.
Una viejecita miraba con codicia a las brillantes y coloreadas norteñas; suspiró y dijo:
—Medio kilo de manzanitas criollas, marchante; ¡que no sean demasiado agrias, ni demasiado duras, ni demasiado fruncidas!
La Manzanita se sintió avergonzada, y empezó a ponerse coloradita por un lado, cosa que rara vez le sucedía.
Y las manzanas del Norte iban saliendo de sus cajas, donde estaban rodeadas de fina paja, recostadas sobre aserrín, coquetonamente envueltas en el más suave papel de seda. Habían sido traídas en avión desde muy lejos, y todavía parecían un poco aturdidas del viaje, lo que las hacía aún más apetitosas y encantadoras.
—A mí me traen en sacos, en burro, y después me echan en un rincón en el suelo pelado… –cavilaba Manzanita, con lágrimas en los ojos, rumiando su amargura.
Estaba cada vez más preocupada. Aunque a nadie había dicho palabra de sus tribulaciones, las otras frutas, sus vecinas, veían claramente lo que le pasaba; pero tampoco decían nada, por discreción. Hablaban del calor que hacía; de la lluvia y el sol; de los pájaros, los insectos y la tierra; o bien cambiaban reflexiones acerca de las gentes que entraban o salían de la frutería, en tanto que la pobre Manzanita se mordía los labios y se tragaba sus lágrimas en silencio.
Ya las norteñas se acababan, se agotaban; ya el frutero traía nuevas cajas repletas, con mil remilgos y cuidados, como si fueran tesoros que se echaba sobre los hombros. La Manzanita no pudo aguantarse más.
—Señor Coco… –llamó en voz baja, dirigiéndose a uno de sus más próximos vecinos, un señor Coco de la Costa, que estaba allí envuelto en su verde corteza.
—Usted que es tan duro, señor Coco –repitió Manzanita con voz entrecortada y llorosa–; que a nada le teme; que se cae desde lo alto de los brazos de su mamá, y en vez de ponerse a llorar, son las piedras las que lloran si usted les cae encima…
Esto ofendió un tanto al buen señor Coco, el cual creyó necesario hacer una aclaratoria, poniendo las cosas en su puesto.

—Es cierto que soy duro –explicó–, pero eso no quiere decir que no tenga corazón. Es mi exterior, que es así. Por dentro soy blando, tierno y suave como una capita de algodón.
—Es lo que yo digo, señor don Coco –se apresuró a conceder la Manzanita–. Yo sé que su agua es saladita como las lágrimas, y que eso viene de su gran corazón que usted tiene.
—Así es –asintió el buen Coco, satisfecho–. ¿Y qué quería usted decirme, amiga Manzanita? ¡Estoy para servirle!
—Ya usted se habrá fijado –dijo la Manzanita, conteniendo a duras penas sus sollozos– en lo que está pasando aquí en la frutería. Esas del Norte, ¡esas intrusas! ocupan la atención de todo el mundo, y todos las encuentran muy de su gusto, señor Coco, ¡señor Coooooooco!… –y la pobre Manzanita rompió a llorar a lágrima viva.
El Coco no hallaba qué hacer ni qué decirle a Manzanita. Viendo esto otra vecina, se acercó pausadamente para tratar de consolarla.
—¡Ay, señora Lechosa! –gimió Manzanita echándole los brazos al cuello–. ¡Qué desgracia la mía!
—Cálmate, Manzanita, cálmate –le decía maternalmente la Lechosa (que era una señora Lechosa bastante madura y corpulenta).
Volviéndose hacia otro de los vecinos, con los ojos húmedos –tan blanda así era–, preguntó la Lechosa:
—¿Qué me dice usted de esto, señor Aguacate? ¿No comparte el dolor de Manzanita? ¡Usted, que parece una lágrima verde a punto de caer!
—¡Ay, cómo no, señora Lechosa! –se apresuró a decir el Aguacate, rodando ladeado hasta los pies de Manzanita–. Mi piel puede ser dura y seca, pero por dentro me derrito como mantequilla.
En esto se desprendió un Cambur de uno de los racimos que colgaban del techo, y fue a caerle encima a la Guanábana. Pero la Guanábana no se irritó ni protestó, ni siquiera pareció darse cuenta de lo sucedido; es tan buena ella, que hasta las mismas espinas que la protegen por fuera, son tiernas a tal punto que un bebé puede aplastarlas con la yema de su dedito. Pero la Naranja también había acudido a consolar a Manzanita, y se puso amarilla de rabia –amarilla como un limón.
—Esos Cambures… –dijo desdeñosamente–. Siempre cayéndole a una encima.
—¿Qué se habrá creído la Naranja? –refunfuñó el Cambur–. Nada más que porque es redonda y amarilla, ya se cree el Sol.
La Naranja se puso aún más encendida, como fuego.
—Nosotros somos tan amarillos como ustedes –le gritó un contrahecho Topocho pintón.
—Yo también soy amarillita –murmuró la Pomarrosa dentro de una cesta.
—Sí, sí, amarilla –rieron los Nísperos–, pero hueles demasiado, te echaste encima todo el perfume.
—No les hagas caso, Pomarrosa –le dijo al oído la Parcha–. Ésos parecen papas; están envidiosos de tu color, y porque no huelen tanto como tú.
La Parcha Granadina, la señora Badea, había llorado también, y tenía la redonda cara más lisa y lustrosa que de costumbre.
—Oiga, señora Parcha –le dijeron unos Mamones–, ¿por qué no le pide prestada su pelusilla al Durazno, y se la unta en la cara para que no se vea tan lustrosa?
—Pues a mí –dijo de repente, cuando menos se esperaba, un grueso señor Mamey–, a mí no me importa lo que le pase a Manzanita. Al fin y al cabo, esas son cosas de ella, un pleito de familia entre Manzanas. No hay que ocuparse más de esa llorona. ¡Mocosa!
Estas palabras del Mamey causaron un momentáneo desconcierto.
Mirándose las frutas unas a otras, con aire perplejo. Fue el eminente señor Coco quien, reponiéndose el primero de la sorpresa, tomó al fin la palabra.
—No, amigo Mamey –dijo sosegadamente el Coco–; yo creo que sí tenemos que ayudarla. Oiga usted, amigo –añadió bajando significativamente la voz y echando una rápida ojeada alrededor–, no sabemos lo que puede suceder mañana; ¿qué sé yo?, ¿qué sabe usted? ¡Un día de éstos pueden comenzar a llegar también Cocos del Norte, Lechosas del Norte, Aguacates del Norte, Guanábanas del Norte, Mamones, Mangos, Tunas, Guayabas, Nísperos, Parchas, Mameyes del Norte! Sí, señor, óigalo bien, señor Mamey: ¡Mameyes del Norte! ¿Y qué será entonces de nosotros? ¿De usted y de mí? ¿Y de nosotros todos?… ¡Nos quedaremos chiquiticos, frunciditos, encogiditos y apartaditos, como le pasa hoy a Manzanita!
El rechoncho Mamey no palideció por esto; para sus adentros, se puso aún más amarillo, aunque siguió siendo marrón por fuera. Las ideas expuestas por el Coco, a las claras denotaban su elevación nada común.
En los cocales, en efecto, se mueve él a grande altura sobre el nivel del suelo; por esto se supone –o supone él– que ya desde muy lejos ve venir los acontecimientos, los peligros, y es por eso el más llamado a hablar en nombre de las frutas tropicales. Pero esta elevada posición del Coco, sin embargo, también suscita envidias y resentimientos… El ventrudo Tomate, por ejemplo, se puso rojo como un… ¡tomate!
—Yo no les tengo miedo a los Tomates del Norte –dijo, inflamado y brillante–. ¿Qué me dicen con eso? Ellos no pueden ser más colorados que yo. Además, yo no puedo ponerme contra las Manzanas del Norte, porque nosotros, los de la familia Tomate, tenemos un cierto parentesco con ellas. Mi abuelita me contaba que en algunos países nos llaman a nosotros “manzanas de oro”; de modo, pues, que…
—También yo –dijo uno de los Cambures, cortándole la palabra al Tomate–, también yo tengo cierto grado de parentesco con esas extranjeras, por el lado materno, como bien puede verse por mi segundo apellido, pues, como saben, soy el Cambur Manzano.
Unos muchachos que venían de la escuela entraron ruidosamente en la frutería y empezaron a comprar manzanas –¡manzanas del Norte, por supuesto!–. Las acariciaban, las sopesaban, las olían, hasta les daban algún beso o mordisco allí mismo, ante los mismos ojos de Manzanita, como si dijéramos en sus propias barbas. La Manzanita, que se había quedado distraída y pensativa oyendo lo que decían las frutas, como si todo se hubiera arreglado con sólo palabras, volvió a gimotear perdidamente, acordándose otra vez de sus pesares. Entonces se le acercó la Piña y se puso a acariciarla y a mimarla. Pero cada vez que doña Piña le hacía un mimo en la mejilla, Manzanita se escurría un poco hacia atrás, diciendo:
—¡Ay, señora Piña! ¡Ay! ¡Ay!
Pero la Piña no pensaba que esto pudiera ser a causa de las escamas y las sierritas punzantes que la adornan por todos lados, sino que era a causa de la pena que seguía afligiendo a Manzanita, y que a cada instante se le hacía más viva y aguda; y continuaba acariciándola y mimándola. Mientras más ayes lanzaba la pobre Manzanita, más y mejor la acariciaba y la estrechaba entre sus brazos la buena señora Piña, haciéndola gritar más todavía.
Hasta que unas dulces Parchitas se apiadaron de ella y empezaron a decir, para distraer la atención de la Piña:
—Señora Piña… Señora Piña… Oiga lo que dicen los Mangos.
—Pues, ¿qué dicen? –interrogó la Piña, volviéndose.
—Que usted y que es agria…
Esto reavivó inesperadamente el dolor de Manzanita.
—¡Agria la Piña! ¡Ay! –exclamó fuera de sí–. Pues ¿qué no dirán de mí? Y más ahora que han venido ésas, y que todos andan con la boca abierta de lo buenas y sazonadas que son!
—No, nosotros no hemos dicho nada de usted, misia Piña –explicaban los Mangos–. Nosotros somos frutas que venimos de gran árbol, y no nos ocupamos de frutas que viven pegadas al suelo.
—¡De gran árbol! –rió la Piña con sarcasmo–. Pero no estamos hablando de eso, sino de gusto y sabor. ¿Y quién más dulce que yo, cuando quiero serlo? Y no olviden ustedes ¡pegajosos! –añadió levantando la voz– que están tratando con una dama de mucho copete; ¿o es que no lo saben?

El Mango soltó la risa.
—Porque lleva un moño de hojas duras en la cabeza –dijo–, ya se cree dama de gran copete.
—Yo tengo algo que es más, mucho más que copete –se oyó–. ¡Tengo corona!
Todos se volvieron, mirando a la Granada, que llevaba una corona, una verdadera y auténtica corona real, esto era innegable.
 —¡Sí! –repitió orgullosamente la Granada–. Llevo una corona de seis picos; por consiguiente, soy la reina de las frutas…
—¿Tú? –gruñó en seguida el Membrillo, como de costumbre tieso y reseco–. ¡Tú, que apenas estás madura y no encuentras quien te lleve, te entreabres ya sola y empiezas a pelarle los dientes a todo el que pasa, a ver si te cogen! ¡Dientona!
La Granada enrojeció mucho al oír tales palabrotas.
La señora Patilla venía acercándose hacía rato, arrastrándose como un morrocoy. Ahora llegaba, e intervino para decir, aunque algo tardíamente:
—Las frutas pegadas al suelo, como han dicho antes esos caballeritos Mangos, y yo en particular, que por mi tamaño y otras cosas puedo considerarme también reina de las frutas…
—¡Ay, Patilla! –susurró la Piña.
—¡La Patilla se cree reina! ¡La Patilla se cree reina! –rieron dentro de un canasto unas niñitas muy traviesas, y que tenían fama de loquillas, las Guayabas.
Ni siquiera reparó en ellas la bonachona y plácida Patilla; pero la Tuna, erizada de pelillos y aguijoncitos, parecía pronta a defenderse y zaherir, a pesar de que nadie estaba metiéndose con ella.
La frutería estaba ya cerrada hacía rato, y todavía hablaban las frutas (como si exhalaran su aroma, cada una el suyo). La Manzanita no durmió en toda la noche. Hasta la madrugada no pudo cerrar los ojos. De modo que, al amanecer del día siguiente, cuando volvieron a abrir la frutería, dormía aún, y soñaba… Estaba muerta. La Manzanita criolla se había muerto de pena y de vergüenza de verse tan chiquita, tan verdecita, tan fruncidita, tan acidita y tan durita. ¡Pobre Manzanita! Y a pesar de todo, tenía buen corazón, sí, tenía su corazón jugoso, tierno, perfumado, ella también, y la prueba es que para hacer dulce era muy buena.
Esto era lo que ahora decían todos alrededor de ella, y la lloraban y la compadecían, la llevaban sobre sus hombros y le ponían flores encima.
La llevaban a enterrar. Pero la que más lloraba en el entierro de Manzanita, la que más triste iba, era la misma Manzanita, que se tenía mucha compasión y se daba una gran lástima. El cortejo pasaba por la falda del cerro, y estaban presentes las frutas más importantes y representativas, todas las grandes frutas. Sólo la señora Patilla, entre éstas, no había podido llegar hasta allí; varias veces lo intentó, pero se vino rodando hasta el pie de la cuesta una y otra vez; allí se quedó al fin, inmóvil, sudorosa, echando la colorada lengua hacia afuera. El lento cortejo subía por la ladera; los pájaros piaban tristemente, siguiéndolo de rama en rama; murmuraban las hojas, alguna se desprendía y venía a posarse en tierra.
La neblina cubría la faz del sol.
Cuando la echaron al hoyo, cerca de un arroyuelo, hubo un formidable estremecimiento. “Seguramente disparan el cañón por mí, o se hunde el cerro” –pensó Manzanita envanecida. Llevó luego la palabra el joven Durazno, amigo de infancia y compañero de juegos de Manzanita, y todos comenzaron en seguida a echarle tierra encima… Manzanita se enderezaba, pataleaba, se empinaba en la punta de los pies; se sacudía la tierra como una gallinita en un basurero. Pero la tierra seguía cayendo a paletadas, y al fin Manzanita quedó tapada.
Cuando ya estaba enterrada, y todos se habían ido cuesta abajo, hacia la frutería otra vez, llegó por entre la tierra oscura y recién removida un gusano, y le dijo al oído a Manzanita:
—¿De qué te moriste, Manzanita, tú tan dura?

—De dolor, señor Gusano, viendo llegar a esas ricas Manzanas del Norte, y que nadie más sentía gusto por mí –contestó ella–. Ni a los niños, ni a los pajaritos, ni a nadie le gustaba ya, ¿para qué iba a seguir viviendo?
—Mira, Manzanita –le dijo otra vez al oído el gusano–, te voy a dar un consejo. Mejor es que no te mueras todavía. Oye lo que te voy a decir: esas lindas manzanas fácilmente perecen aquí, yo lo sé, y te lo digo porque soy tu viejo amigo y porque somos los dos de aquí del cerro.
La Manzanita vio una lumbre de esperanza en aquello que le decía el gusano.
—¿Y crees tú que se van a morir de verdad esas bichas? –preguntó con los ojos brillantes.
—De seguro que sí, Manzanita. Es el calor lo que las daña –explicó el gusano, con aire entendido y científico.
Entonces Manzanita comenzó a escarbar con fuerza la tierra que le habían echado encima, se salió afuera y se vino rodando cerro abajo hasta la frutería otra vez.
Acababan de alzar ruidosamente la reja de hierro que servía de puerta a la frutería (fue éste el estampido que oyó en sueños Manzanita), y todas las frutas lanzaron exclamaciones y gritos de sorpresa al ver entrar tan fresca y ágil a Manzanita.
—Pero, ¿cómo es eso, Manzanita? –le preguntaban todas a la vez–. ¿No te dejamos esta mañana muerta y enterrada?
—¡Ah, sí! ¡Dispensen! –dijo Manzanita, olorosa todavía a tierra–. Pero es que he venido a ver una cosa, una sola cosa no más, y después me voy otra vez; si no es nada, me vuelvo a ir a enterrarme yo misma. Ustedes no tienen que volver a llevarme, ni acompañarme, ni volver a subir el cerro, ni echarme otra vez la tierra encima. ¡Muchas gracias! Yo misma me la echo… ¡Un momento!
Y Manzanita se hizo aún más pequeña de lo que era en realidad, al ver que ya el frutero abría las cajas. Estaba más fruncida que nunca, de miedo y esperanza a la vez, viendo aparecer los rollos de paja y de papel de seda en que venían envueltas las norteñas… Y empezaron a salir manzanas manchadas, o con puntos hundidos y abollados, o ya próximas a descomponerse… Y el frutero estaba consternado; se ponía las manos en la cabeza y hablaba para sí mismo, jurando y maldiciendo; y Manzanita iba al mismo tiempo recobrando ánimos. Al fin ya no pudo contenerse más, y corrió por toda la frutería llevando la noticia. Tropezó con la Lechosa, se montó en la Patilla, dispersó a los Mamones, empujó al Tomate, se hincó en la Piña, resbaló entre los Mangos, le dio un golpe al Mamey y un apretón a la mano de los Plátanos; diciendo entusiasmada:

—¡Están dañadas! ¡En un solo día de gran calor se dañan todas!
Y Manzanita reía; reía y bailaba en un solo pie.
Entretanto, el afligido frutero iba echando en una cesta sus manzanas inservibles, e iba metiendo en la nevera las que todavía estaban sanas, no fueran a perderse también, con el gran calor que hacía. Subida sobre el montón de Cocos, Manzanita se puso a mirar a través del cristal de la nevera; tenía los ojos todavía hinchados y enrojecidos por el llanto.
Miraba a las rosadas y opulentas Manzanas instaladas ahora dentro del frío esplendor de la nevera –entre Uvas y Peras–, como reinas y princesas en el interior de su palacio.
—¡Aquí no pueden estar sino en nevera, y seguro que en su tierra no son nadie! –les dijo, mirándolas de soslayo.
Pero ya Manzanita estaba consolada, y en el fondo de su corazón, ya les estaba perdonando su belleza y su atractivo. Su ira se aplacó inesperadamente… y, en lo secreto y profundo de sí misma, un súbito vuelco se produjo…
—Después de todo –dijo al cabo de un momento, bajándose del montón de Cocos y echando otra mirada a la cesta de las manzanas desechadas–, son frutas como yo, hijas de la tierra y el sol, buscadas por los niños y los pájaros… ¡Perecederas frutas, como yo!
La naricilla estaba todavía lustrosa; la voz, ronca y quebrada por los sollozos. Pero lanzó un largo y hondo suspiro de pena apaciguada… Y como por encanto desaparecieron las huellas de la amargura y el rencor; y se hizo presente aquella pizca de dulzura y de frutal delicia que la Naturaleza misma también puso en la sensible pulpa de que hizo a Manzanita, el día en que la hizo… Y la alegría, la maravillosa alegría de Manzanita, estalló, de pronto, incontenible y desbordante, al sentirse, nuevamente, entrelazada, y en paz, como entre hermanas, con todas las demás frutas del trópico y del mundo…
Y la maravillosa alegría cundió por todos lados; se comunicó a todas las frutas; sus fantásticos colores refulgían, bajo el rayo del sol que las tocaba; se juntaban o se separaban sus formas, con capricho; confundíanse sus aromas en la tibieza del aire tropical. 
Materialmente fulguraban las Naranjas, como soles echados en montón; bailaban los Cambures, jubilantes; el Aguacate daba traspiés, su cuello largo y retorcido impedíale moverse acompasadamente; la Patilla sonaba a hueco, y se deslenguaba; Nísperos y Chirimoyas y Frutas de Pan saltaban fuera de las cestas y los sacos; los mismísimos señores Cocos Secos se echaron a rodar por aquí y por allá, con sordo ruido, exhibiendo al sol sus largos y duros pelos; y los Mamones, así como las Guayabas y las pequeñas Ciruelas fragantes y coloradas –¡cuándo no!–, aprovecharon también la confusión para ponerse a corretear por el suelo, como ratones, persiguiéndose y jugando, deslizándose entre las Piñas, escondiéndose entre las Lechosas, las Parchas o las Guanábanas. El frutero se afanaba, recogiendo aquí, atajando allá, sin saber qué pensar ni qué hacer ante aquel desbarajuste inusitado… A través del cristal de la nevera, Manzanita se sonreía con las norteñas. El rechoncho Mamey le dio un beso en la frente. El maduro Tomate le echó el brazo. ¡Y hasta las avispas y abejas que merodeaban por allí en busca de dulzores, bailaron frenéticamente unas con otras!



jueves, 3 de septiembre de 2015

OLIVER SACKS

"Vivir en la forma más rica, más profunda y más productiva posible"
y escribió que "quería y esperaba,
en el tiempo que le restaba, profundizar mis amistades,
despedirme de la gente que amo,
escribir más, viajar si tengo la fuerza para ello,
con el propósito de alcanzar nuevos
niveles de entendimiento y percepción".
Esto lo expresó Oliver Sacks después de haberle
sido diagnosticado un cáncer terminal
en febrero del 2015.

Oliver Wolf Sacks,  medico, neurólogo, escritor y aficionado a la química, profesor de universidades reconocidas, muchos le conocieron a través de sus escritos de gran éxito, pues uno de ellos fue llevado a la pantalla grande  “Despertares” (Awakenings), si algunos recuerdan este film, se basa en la autobiografía del neurólogo Sacks, en ella relata  el descubrimiento en 1969, de los efectos benéficos temporales de la L-dopa y su aplicación a pacientes catatónicos que sobrevivieron a la epidemia de encefalitis letárgica de 1917-1928. En la película Oliver Sacks es interpretado por el actor Robin Williams bajo el nombre de Malcolm Sayer.

El Dr. Sacks tuvo una infancia con mucha dificultad, maltrato, alejado de sus familiares cercanos, sólo compartió con uno de sus hermanos. Desde muy joven tuvo inclinación por la química, a pesar de los conflictos del contexto que le rodeaba, ingreso a buenos colegios y universidad, se hace médico, labora en los Estados Unidos y allí acurre su enfermedad que refleja en su libro Awakenings,   lo hace descubrir posibilidades para mejorar, emprendiendo la formación y servicio.

Sacks prestó sus servicios como instructor y, más tarde, profesor clínico de neurología en el Colegio de Medicina Albert Einstein de 1966 a 2007, y también desempeñó su labor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York entre 1992 y 2007. En julio de 2007 se unió a la facultad del Centro Médico de la Universidad de Columbia como profesor de neurología y psiquiatría. Al mismo tiempo, fue nombrado primer "Artista de la Universidad de Columbia" en el campus Morningside Heights de la Universidad en reconocimiento a su contribución para tender puentes entre las artes y las ciencias. Fue neurólogo consultor en el Centro Psiquiátrico de Bronx. Sacks regresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York en 2012 como profesor de neurología y neurólogo consultor en el Centro de Epilepsia de la institución. El trabajo de Sacks en Beth Abraham ayudó a sentar las bases sobre las que el Instituto para la Música y la Función Neurológica (IMNF, por sus siglas en inglés) se constituyó. Sacks era consejero médico honorario. El Instituto honró a Sacks en 2000 con su primer Premio Music Has Power.12 El IMNF de nuevo otorgó un premio Music Has Power a Sacks en 2006 para conmemorar "sus 40 años en Beth Abraham y honrar sus destacadas contribuciones en apoyo de la terapia musical y el efecto de la música sobre el cerebro humano y la mente".

Trabajó como consultor neurológico en varios asilos de ancianos de Nueva York atendidos por la congregación de las Hermanitas de los Pobres (1966-2006).
Hizo grandes aportes en el campo neurológico que permitieron mejoras, sin embargo también tuvo cuestionamientos,   fue llamado "el hombre que confundió a sus pacientes con una carrera  literaria" por el académico británico y activista por los derechos de los discapacitados Tom Shakespeare, y un crítico llamó a su trabajo "un espectáculo de fenómenos para intelectuales".

El Dr. Oliver nunca se casó ni convivió con alguien, declaró que era célibe.   También declaró que no había tenido una relación en muchos años y describía su timidez como "una enfermedad".   Habló de su trabajo y sus problemas de salud personales el 28 de junio de 2011 en el documental Imagine de la BBC. Sacks también escribió sobre un accidente casi fatal, un año después de la publicación de Despertares, cuando se cayó y se rompió la pierna "mientras practicaba alpinismo en solitario".

Murió el 30 de agosto pasado en la ciudad de Nueva York a la edad de 82 años.
“No hay dos personas que describan un suceso de la misma manera. Ninguno de ellos miente: ven las cosas desde perspectivas diferentes, hacen sus propias asociaciones, tienen sus propias emociones” Oliver Sacks

viernes, 28 de agosto de 2015

ACTUAR ES VITAL PARA TODA ENTIDAD

"Es imposible que cualquier entidad viviente
vaya a renunciar a todas las acciones por completo.
Comer es una acción, y si uno ha renunciado a la comida,
entonces realizará otra acción; y si uno ha renunciado a beber,
después de respirar, es una acción,
y si uno ha renunciado incluso la respiración
... entonces la vida misma es una acción."
Iván Segurado

Este escrito es reflejado con mucha sabiduría, quizás en muchas ocasiones nuestra creencia de la no acción se interprete como dejar de proceder y el acto mismo ejerce un suceso, realmente nunca dejamos de intervenir, consigo mismo y con los demás.

Cuando vamos por las sendas espirituales existen inclinaciones que nos producen ilusoriamente una detención consciente o inconsciente, la cual justificamos porque creemos que debemos realizar actitudes cónsonas con las enseñanzas místicas. Sin embargo esa lucha interna por producir estereotipos, nos quita la oportunidad de vivir lo que nos otorga esta travesía.

Es desde donde estamos, con nuestros etéricos sucesos y los acontecimientos constantes y presentes, accionar desde lo que somos con las resultantes que ayudaran a fluir, fortalecer, desarrollar la verdadera expresión del SER.

Para ilustrar el tema, hablamos de amor por ejemplo, construimos en nuestra mente las infinitas teorías, escribimos, educamos, sobre esta manifestación ¿Pero cuántos hemos vivido el real amor? ¿Cuántos dentro de tanta teoría, somos capaces de comprenderlo desde la acción? ¿Cómo saber qué es, si no lo hemos experimentado desde nuestra esencia más pura?  

Proceder nos registra experiencias, que son nuestros reales aprendizajes, comprender cada una de ellas nos desarrolla sabiduría, emprender sin expectativas nos inicia en el real amor.



sábado, 15 de agosto de 2015

LLEGA Y SE VE CUANDO ES EL TIEMPO

Para los que deseen pasar un rato consigo, encontrando respuestas a sus preguntas.

Se van respondiendo en un excelente recorrido que se explica desde la sencillez en el mensaje, sólo tomen un tiempo y espacio ideal, que les otorgue ver, disfrutar y resolver interrogantes de vida.

Cuando encontré la cinta fue un auténtico regalo, disfrútenla:  
    http://despertar446.wix.com/fuego#!film/c1k2f


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UN CONTAMINANTE: EL RUIDO

El ruido, dentro de algunas definiciones, determina a todo sonido no deseado que altera el bienestar en el ser humano. En las ciudades muy p...